Simiente Solar
SIMIENTE SOLAR
AUTOR: MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
LUGAR: Cabanillas del Campo GUADALAJARA
España
Contenido
Inmenso placer secuaz, inefable:
Río de todas las flores desangradas:
FANTASMAL
VISITA:
Cálido yo, ante un
segmento de cobre
y su templado
escalofrío,
un son en llamas
del sonido, humeante.
Se rizaba un
acordeón,
en patitas algún diablo foráneo,
como un visitante
fantasmagórico,
se quedaba sentado con nosotros,
sin reclamar ni vender derechos
consiguió en aire
de alguna imagen,
turista o pusilánime prisionero aún condenado,
hablaba solo con
sus azares encausados
de invisibilidad
trasnochada,
muletero de frío
cálido ventisqueo,
era su sombra algo
más
recelosa incluso
ya no le temía,
partía brisas con
miradas,
y servía naipes
helados;
en copa alguna
hada verde,
vestía de hojas su
desnudez violenta,
relamía eclipses
en alguna grama, de patio umbrío,
eternidad
caracoleaba, sin lazo,
ni pedernal florido,
era tiempo de
batallar,
sobre poste
cóncavo
de pino frío y
señales
en cable tenso de
telégrafo,
jugaba notas, y
rúbricas,
de alaridos
esquivos,
y densos
fantasmas, flotaban,
y hacían de esta
bruma,
todo corral, y
pretil llanto,
como rocío de toda
roseta, de penitente,
abierta a la fugaz mañana,
del hombre y su
negra tijera.
Miradas extrañas,
que le analizaban,
y encendían su
yerta,
hórrida imagen
capturada,
flotaba en aire;
de plenilunio,
y solsticio
embrujado,
como calor desfasando,
un chirrío,
descorchado, en
alguna mente,
que, con él, sin
saber
se encuentra,
soldando vapores
de océanos,
y espumas, y sus
sirenas.
Entre vastedad que
incendia,
todas cosas vanas,
preguntó alguien,
sin destino, si
existir por sí mismo
valiese,
era tiempo
necesario;
lo que no se
elige,
tampoco se duda,
ni pregunta,
acaso hablamos,
o te acabo de
pensar,
cadillo foráneo,
forraje
de todo sendero
que lleva a
conocerte,
como clavo en
sombrero,
y cimitarra en
tierra asida.
Förüq
Recorrí un palmo
de tierra
sembrada,
como un lazo
silencioso,
erguía,
era suficiente
para completar
el fondo
fantasmal.
Hice una cumbre
con las piedras de
labranza
hileras de
rastrojos
me surcaban.
Vestía su pliegue
nuevas cintas de
esparto.
Más allá de juncos
y yerbas jóvenes.
Márgenes atrás
seguía viendo
campos
y pulgas
arrinconadas,
agrupándose en
soga
harinosa.
Su pecho, un buen
trabajo
como dos cinceles
apuntaban,
su tez serena
asilvestrada,
su tierra de
mirada,
lo siento,
no la cambio por
nada.
Fluía todo campo
por sus ojos.
Su cabello de
realeza
imaginada.
Peinarse en fino
no pudiese.
Azabache mortal,
y destellos de
Lilith
o sombra de Eva.
noche cenagosa que
se pega
en mi palabra.
Sus orígenes de
corriente
por tierras de
fuego,
huérfanas.
Por capas de agua
abajo
reflexionaba años
halagüeños
confirmaba mi
cable,
férrea unión,
palmo a trecho,
cruzar la vida
terrestre
fue encontrarla.
Mujer de viejas
flores
rebrotadas,
con gotas de rocío
su brillo cristalino,
igual que dones de
lluvia
relumbraban su
cuerpo.
Tiempo en piel
sobre mis pies de
paja,
sobre el barro
la tierra fértil,
con hocico de
riera
cruzaba sotos
perdidos.
Surqué su reflejo
de años esperando,
su flor de tierra
le otorgó su iris.
Mi pala de vida
ya no tenía que
sacar
más terrones
tristes.
Hundido entre
caléndulas
mi voz parecía
tocar el arpa de
su acento,
como insobornable
miel de su voz,
a reposar fabuloso
marjal,
era su torso
sembrado.
En juncias,
barbecho de
Artemisa.
Förüq castellano
Silenciosa,
insomne,
en la línea de un
mar de grama,
donde brilla y
reluce un silencio
y un poste de luz
sigilosa y atónita,
como tubería
hundida del cielo
a ras terreno,
en tripa de
estaño, y venas de cobre
risa matutina del
alba.
Canales hundidos
de nueve zanjas
hace trescientos
kilómetros
no los veo,
verdor que se
espesa
entre espalderas
de joven parral,
como terrestre
ajuar de lluvia,
entre el duro
calizo de cieno y tierra,
una glándula en
milla arcillosa,
vibrando
insinuante toda raíz terrena.
Lámparas entre el
campo
de luna sola,
lucen las
luciérnagas,
como ecos solos
que holgazanean
erizos seniles
buscando
caracoles.
Contra la roca y
cerro bajo
entierra drenador
seco,
a encogerse como
ventilador
quemado de savia,
cielos que
remolinean miles estorninos
de torvo ceño,
lanzo mi atarraya,
al río Mundo,
estira tersura
pegajoso pulgar
hincando cebo
grueso
de hígado en cebo
esperando cangrejo
ávido,
adentrase en su
perdición de trampa,
ataque de jaula
perfecta
anudada en
reluciente alambre,
luego entrará
seguro
del fondo del río,
como réquiem
por los
cosechadores del agua
los cangrejos
cantarán.
Ya se hundía silo
dorado
de fardos de nueva
cebada,
centeno lucía como
ola fracturada,
en rojizo de
labriego era su eral,
oficio ya veía
trilladora oxidada,
y el molinete de
la acequia
surtía agua
al canal y río de
riego,
la simiente del
arado
esperaba ya ser
enterrada, sin mortaja
en el terreno
ataúd
su nueva temporal
vida.
Förüq castellano
Viejo número:
Me llama en la noche,
me acaricia su velo,
viene altiva en cada sueño.
Con sus caricias, desvanecerse quiere,
renacer en la oscuridad del ocaso eterno.
Comprendiendo y llevándose mi dolor.
Yo, sin comprender su aparición.
Recreando su alma viajera.
Sueños serán, más cada día,
amo más.
En la belleza de imaginar,
la complazco con la sencilla palabra de amor
a su alma sin cuerpo.
que me acompaña desde que sufro
por el querer.
Fantasma o fantasía,
me guarda caricia,
sin saber yo su razón.
Ella, hasta dudando de su existir,
que yo por amar, la amo.
Más no sé la razón de su compañía,
cuando el reloj marca la una en madrugada.
Más si pudiese saber, preferiría no saber,
quién es preso de quién, o si ella y yo,
somos presos del querer.
Te vi, detrás de la estrella más brillante
del azul nocturno eterno.
En el suspiro de amor que corre y descansa
entre la inmensidad de un parpadeo.
Entre la oscuridad que alcanzó a ver
la belleza que envuelve tus piernas.
Adentrándome para reposar contigo,
siendo una sombra más,
pero especial para ti.
Te encontré en mi sueño más cálido,
en el cielo encerrado que liberé.
En la noche que la luna baña tu cuerpo,
y en la noche que mi amor corrió por tus senos.
Y te amé, aunque fuese un día en la penumbra,
para así, por fin, no olvidarte nunca.
Es solo la vida en mis ojos donde un día
se mide por las veces que te imagino a mi compañía.
Y una noche la vida de mi palpitar sin sueños.
No importa que no te tenga,
no importa que no te vea, porque te siento,
y te siento más allá de donde acaba el firmamento,
en todo lo bello, en mi nostalgia y en mi recuerdo.
Donde me di cuenta de que,
el sentimiento descansa,
no muere, como la flor sale en primavera.
No importa que no te tenga.
Porque después del invierno volverás a florecer,
te amé, y a mi pesar, y a mi conciencia, te liberé,
pero con el saber que, si vuelves será para quedarte.
Porque te amo a pesar de tus humores y tus huidas;
porque a mí no me engañas, yo soy para ti,
y muero si no me cuidas. porque te entregué mi palpitar,
por lo que somos,
y por lo que seremos,
nos queremos.
No vivo viendo tierra vivo para sembrar en ella,
y tu amor prefiero sembrarlo a diario,
la luna de guía marcando a tu presencia cada poema y
cada letra.
Los pequeños
detalles:
Una nube de
tranquilidad me cobija mientras observo el paisaje. El caserón vuelve a relucir
con el cuchillo dorado de la piedra caliza, que resiste el embiste del viento y
las lluvias; la lagartija tomando el sol está, tuerce la cabeza y cierra un
ojito, aprovechando los últimos rayos de sol; el escarabajo de tierra camina
lento con sus fuertes patas, tropieza y vuelca quedándose varios minutos
intentando ponerse derecho; mientras, se despierta uno de los dos grandes
murciélagos, que aquella cámara de la gran casa rústica, ocupaban.
Amapolas y
amarillos de espinos, con el verdor de los pinos.
Vides para cuidar
y cultivar, un pequeño jardín con caseta para las gallinas; frambuesas y
arándanos, en un pequeño huerto al lado de la puerta, un pequeño estanque de
azulejos en el aljibe, donde nadan tres carpas y un barbo, oscurece y el joven
rapaz, de cernícalo primilla, del palomero oscuro de la casa, se lanza a por un
pequeño ratón de campo, que andaba merodeando, buscando algún resto de harina o
de grano.
Con los primeros
rayos de sol, la mariposa de bellos colores azulados, dando sus aleatorios
vuelos en busca de flores de lavanda, es atrapada por el pequeño mochuelo, que
salta del agujero de aquella antigua encina.
Avanza el día con
el volar de un salto de un saltamontes, al criquear, de un grillo cebollero
bajo el frescor de su madriguera, bajo una atocha de esparto, ya dorada, a mis
pasos bordeando las vides, detengo mi visión en un diente de león que paseaba
una doncella escarlata, o mariquita; buscando pulgones que comer, voy hasta el
roquedal con una trilladora oxidada, que vio mucho oficio, se descubre un bello
lagarto ocelado, que asustadizo rehúye mis pasos, un alacrán camina lento su
despiste, sin alerta, por la piedra, y una araña lobo lycosa lycosa, le lanza
fulminante mordedura sin defensa del aguijonazo del alacrán, todo sigue su
curso instintivo, de silvestre ecosistema, donde ni la culebra bastarda se
molesta en bufarme, ávida busca nuevo escondrijo; todo sigue la supremacía del
devenir de las estaciones, y genética de condiciones, que todo animalito sigue
sin recelo.
El castellano
Relente:
En este linde se construyó mi pecho habitado,
se escaló la colmena de labios grises,
por la escarapela fluía veloz el sosiego
de mi vida quieta,
por romances oscuros caminaban mis nervios,
una ruptura de estrella
tumbaba la compuerta de la belleza,
para sembrar allí latidos etéreos,
recto escalafón dorado al beso
y tu cuello me nace doliente
fulgente fuente enternece mi suerte,
yo hablé con mi amor que no existe
y aturdida me contestó la voz,
era como un eco sordo en alta voz
resquebrajando un patio de perdices
y altiva sonaba por las cumbres
jugando y riendo con lobos
sí esos que habitan mis ojos,
aullando y espantando los dolores
en mi sien,
mis dolores que se querían
como hermosas flores desnudándose
en altas espinas profundas,
allí sólo caminaba mi rosa, toda
siento deciros que yo soy del viento
y el viento es mío
en estiaje gris pálido cruza mi relente
del cielo su lluvia,
con impetuosa fama,
sacude la tierra y su flor bella clara ,
dejándome ser como el rocío primero,
en recorrer tus labios,
quiero habitarte en canción
que haga surcos de mí
en tu alma verdadera.
El Castellano
Piedra-corazón:
No es una piedra, es mi palpitar,
su latido cesó y en piedra cristalizó,
ella lo tiene en cuenco con agua,
a símil de mascota que nunca muere.
Le sonríe cada día, normal es mi palpitar,
no huye, es piedra fiel a su amor.
Con caricias sintió que palpitó,
que fue su inspiración, su amor y su dolor,
pero en piedra cristalizó, pudo darle calor,
ya que nunca quiso mi dolor.
Esa piedra-corazón,
fue músculo,
pero murió y ahora solo le queda esperar,
esperar que el agua y el tiempo,
le otorguen musgo y sangre verde,
que ablande los cristalitos de su interior,
y resucitar.
Quizá algún día, cuando ella se olvide
que es una piedra, volverá su palpitar.
Pero yo ya noté la ausencia
de vivir sin corazón.
el castellano
Muero por un beso
vivo por un querer
cruel del destino
condena de una
pasión
que creó tu
pestañeo
al dejarme ver
tu cielo encerrado
fijamente tres
minutos,
y morí con tu
pestañeo.
demostró que fui
importante para ti
y que a pesar y
muy
a mi pesar de los
problemas
seguí en tu mirada
atrapado
hasta que la aguja
de aquel reloj de
pulso
se paró al pasar
ciento ochenta
segundos
mi cambio de vida
cuando consumí
medio giro al
decir:
-Siempre te amaré.
II
Enciendo
maquinaria
de este tiempo
disuelto,
en pétalos de éter
y formol,
desangra la rosa
secreta,
y un estambre
rige,
destello que precipita,
el albor.
calidez de
ilusión,
y araña que
arrastra,
tejiendo el eterno
sentimiento.
Yo que arrastro
mis aciertos,
como desnudo sol.
una noche
cualquiera,
y activé el
engranaje
mi reloj de pulso.
III
Mi carmesí
caléndula,
fijó su pestañeo,
en mi camino de
destino.
Alumbraba un
candil
dormido, una luna
llena
de enero.
Era tiempo
suficiente
para huir y
quedarse.
En la boca formaba
toda sombra de
opacidad.
destrenzaba un
halo.
Sujeto de una
lágrima
pasajera, un
segundo más,
y devoró el dulce tormento.
IV
Giré entonces la
tuerca
de mi corazón
oxidado,
por tantos
aullidos nacarados,
y su ente femenino
me atisbó un beso
a mi alma.
Era el crepitar de
la llama,
que mandabas como
loba
y como luna se
prendiesen
todos los colores
de mis sueños
consumiendo mi
tiempo abierto,
que completo el
giro,
dictó la vuelta
al inicio del
sentimiento preso
que sin retorno
siempre te amaré.
El castellano
Förüq
Mañana fría
en la que aventar
espigas recién
brotadas
al revuelo de una
mariposa vigía
flora-posando,
todo el doquier
ensimismado.
Suelo ario que se
blandía
sin atisbo de
despedida.
Larva que soñaba
volar
sobre alas de
mariposa cabalgada.
etéreo desliz de
fronda suave;
que espartos
abrían
rajando tierra
en calima de cerro
viejo.
Las jaras en
abanico
se apoderaban del
terreno,
al transcurrir
de los caracoles
sonoros
judíos, blancos.
Soto de perdigones
entre insectos
inherentes
afilan ideas mi
paso.
Abría el cielo un
febrero
un carrusel de
luciérnagas por estrellas
del techo la
concavidad
presa o caverna
abisal
de horizonte
helado.
Los pinos
caracoleaban
cada vado
entre secuaces
carrasquillos de
flor en piedra,
romeros entre
tomillos
atisban como
señero
el cerro bajo.
Torreones de
álamos
acicalaban al
viento
sones de nuevas
nieves
fugaces.
Daturas y
tomatillos
del diablo, hacían
distinción
entre nuevo verdor
de retama que ya
en flor
amarilleaba.
Ya asomaba todo
vástago
de simiente
del invierno casi
gastado.
Ababoles ya
sonreían sus dientecillos
de suaves hojas
en jóvenes
plántulas.
Lucían incluso
espinas
señores cardos
y breves cardillos
de las damas.
Vorágine
terruña:
Hijos de la
niebla,
regresad sueños
dulces
sin áspero corpiño
ni denso verde,
espumosa moral,
como ensueños
caracoleados
que no disipan
en bravo pecho
de gloria
tranquila en cerro.
Disipada bruma que
años no regresa,
cada momento
caminante,
de silenciosa
fuente,
y ceño anhelante,
de ávida inocencia
entorchada
conciencia
que vuela lides
monótonas y
seguras,
donde noches
escapan,
como el corazón
endurecido
pierde visión de
luz,
era un huerto de
luna
en la campiña,
de ortigas y
forrajes
entre zarzales y
tomillos,
entre brezos y
carrasquillos,
con fuente de añil
transparencia
líquida,
entre esperanzas
que alma titubeaba,
servil de días
rojizos,
que no se llevaba
su paz
ni tempestad
enfurecida.
Al pie de un jaral
que ni el tiempo
doliente
con él puede ni
sepulte
umbral plácido
de fértil viña que
el río tajo
escala cumbre,
poco antes que el
río sorbe
a su mujer
encuentre.
Iniquidad en
blasón
de noble comunero,
que ni
desenraizarse,
ni matar por su
tierra puede.
Förüq castellano
RESURGIR REVERDECIDO:
Jilgueros o colorines, verderones, verdecillos, pinzones, tordos,
despidiendo en trino el verano están, en sus abrevaderos
como resguardos oníricos, de la voz de los muertos;
romanzas de amarillos espinos florecidos,
encinar puro, vivo,
del quejigo, hace sombra densa a mi raíz oscura,
en la tiniebla,
que avanza el camino de la carrasca,
hoy por hoy, vivo pleno, enamorado,
de su ser completo desvencijado, apolillado, por ataraxia,
así, como el verdor del pino opulento,
espíritu del viento, sostenme,
que parta yo, en tu mitad mi canto,
llévame a la tierra, donde las fronteras,
las montañas sean, y el camino sea de su mano, vaporeando,
atravesar el infinito, allá en el resquicio
del brillo,
del calor de tu mirada, en amor,
puesto que de tu voz, me visto,
hoy sólo un relámpago, me cede el paso,
crepitando, centelleando, en bandada de estorninos,
con su bandada, tejiendo ecuaciones del ser Supremo,
voy contigo, a nuestra tierra de fuego,
en esta mecida caricia alada, que yo, también te amo Ostara,
diosa de la primavera, no me faltes así, mi libertad vuele por saeta;
yo con mi vida, estoy conforme,
orgulloso, y con ganas de hacer bien,
que sigan en sus ciudades,
estas lombrices caminantes,
donde todo se agujerea, en asfalto y hormigón,
que yo, desnaceré, de mi nicho.
Como reverdece el álamo, en corazones de hojas, insepultas,
y abriré crepitando, esta raíz oscura, que mi verso mana.
El Castellano
Contigo sangre refulge:
Te ensalzo mi divina amapola,
por cuántos pétalos
te hicieron esfinge de sangre,
enardece a mi espiga
que dorada te acompaña,
mi céfiro que en tu seno
acoges,
mi sol blandía
entre pajarillos
sones sobre trinos
de cabeza púrpura,
belleza te tuviera secuestrada,
yo, con mi áureo espino en mano,
puras tus alas,
nosotros,
carne y cuerpo de tinta en pluma,
coloso atemporal,
de rayos en perpleja simiente,
osadía mi amapola,
traer derecha en frente,
la llameante lira de occidente,
al instante, nítida y luciente
me traes dique inspiraciones,
por aureola y tu flor secuaz.
Mi vida mi sangre
bermellón, morada,
te desnudo mi brisa desconocida,
por mi jazmín
que ámbares completa,
tu belleza cuidaba,
entre los bastiones
que mi cordura cercaba,
enramada hasta cintura,
en mi jardín soberano y delicado,
beso tu brillo de tierra,
mi amapola.
El castellano, Förüq
Devanados de un destino,
fundado en el vals
mi propio engranaje,
místico, áspero,
en flor de supremacía
donde ninfas musas
bailan,
destino insumiso,
parco,
vestido mi precoz precipitación,
como gota de rocío
resbala del precipicio su flor,
a lomos de un caracol;
me pregunto
si acaso vivir
tiene sujeción a la vida,
y la cuerda es de bronce.
Seguiré acontecido
mi suerte ausente,
amándote al silencio
que cerraba los ojos,
y seguía preguntando,
si mi ilusión
colmaba la expectativa,
ojos del metal noble,
fuego al hierro
que mi camino ablanda,
fecundador de mitos y desgracias
mi reverberar de nombre,
solo, traspuesto,
al océano impredecible,
como capataz musa,
de tu huerto de estrellas,
por corralillo
y redil de estelas
y destellos indiscernibles,
voy rumbo al ímpetu,
de sol y luna,
y su guiño me cuelga,
sí acabaré de irme
dejando alto mi estandarte.
Förüq castellano
Silencio
regenerado:
Saeta, saeta bella,
saeta parca,
saeta ilusa, saeta inocente,
es el final del espectáculo
saeta madre encubridora,
de toda mentira enclaustrada,
yo te amo saeta,
saeta alada,
saeta heridora,
saeta encausada,
saeta parca,
saeta celestial,
saeta infernal,
saeta canta,
que mis ojos sean tus ojos,
saeta que mis manos sean tus manos,
esta cruel noche un diciembre,
que yo soñaba estaba escribiendo,
un canto a tu cabello de oscuridad,
saeta mística,
saeta horrida y hermosa,
tu beldad piramidal,
se estrechen caminos,
el cielo se abra para escucharte
mi saeta esquiva,
mi saeta complaciente,
como es arriba es abajo canto,
seguir peones vuestro circo,
que este trovador
de campo llano,
sabe quién es y de donde llegó,
ahora te odian saeta,
ahora te aman saeta alada,
me diriges por el parnaso sin final,
o me quitas hasta la vestidura
más pesada,
volemos abismos amada,
volemos cimas inefables cariño,
hasta donde se oculta el sol por el este,
sociedad de creer o no creer
yo elegí creerte saeta
y hoy sigo en la cepa
esta vida que me cabalga la estampa,
cerros intransigentes
molinillos al fragor de vientos voraces,
esparto entre las jaras y solas carrascas
brezos soleados por flores ausentes
un invierno que se desdibuja solo,
saeta amada elévame en tus alas
yo vine por el son recto,
blandiéndome de un hinojo solar,
esta vida que sin ti
saeta la creería una dulce mentira,
por la que morir
y no morir por una crueldad
impuesta por el ajeno
que nunca
nunca serás tú
mi amada saeta,
esta existencia
que se dobla y niega a sí misma
para decir que yo soy el rey
que yo soy el cuchillo,
que yo soy el proceder,
inmiscúyete,
otra vez yo sé quién soy mundo
este es mi manifiesto y
el de mi saeta bella mi espada,
mi vida,
mi indecencia,
mi crueldad de espira,
mi corralillo espectros yertos,
era y es
el hipócrita dejará su vestido,
el trigo limpio
será trigo limpio
ahora y siempre,
espiga y cante
hasta rodeado
mi padre trigo.
Vengo de las espigas de abajo,
asolando verdades,
mi panida amada,
por la saeta olvidada,
se despertará
por los que venimos
del trigo limpio.
Volando sobre parajes
entre tierras de añil barbecho
y su azada de viento
mi solaz saeta entre cardos
de todo fértil sendero
que lleva al infierno.
El castellano Förüq
Mecha de oscuridad:
Vengo que vuelvo
de un silencio, profundo,
de un vacío completo,
traigo para sembrar
un ascua melífera,
del seno las arduas estrellas
que llevo
que cuelgan de mis ojos cual arañas,
una vid de vida
en seno esta anublada, azul
escarcha,
todo colmaba el ímpetu de suspirar
sin brasa diestra,
ni compás ambivalente,
sobre estos treinta años que
y que no me sostienen,
porque aún no me hicieron nacer,
sobre los lustres que ya no son,
anudando galaxias
y su cobre perpetuado de sólida luz
inmaterial,
electrificas mi mirada
como aljibe rebosante de ilusión líquida,
toda esta sed que vive el pasado,
y en bruma cegada,
muestra,
que tiende tu rosa helada,
embebida de pétalos de espectrales
sábanas purísimas,
nací en vez primera sin terminar,
y no fui ni abeja ni vencejo,
para poderte acompañar,
era de un eral sujeto,
como membrillo de un árbol sin escuela,
y pera de chopo milenario,
todo cruzaba mi relente
y acabé tendido
en mi osadía de seco tajo
llamándose gloria
para acabar conociéndote.
como dije en primera vez:
Mecha de luz:
-Vuelvo de tu vacío repleto,
anidando cobre de
galaxias,
desde luego aún no
hace treinta años
que nací allí;
en vez primera sin
terminar,
vida húmeda y
animosa,
alzado a luces de
alba sin acabar,
vino tu silencio
conmigo sin ti,
como alto arbusto
fragoroso,
me paseó mi jardín
como un mordisco
y un beso sonoro
deslizando
que suyo me jabra
hendiendo la tierra,
una boca de metal
de pala,
que abre zanja.
tu alma de recto
augurio,
o ave como futuro
de hibernación,
ave nocturna
en tablilla de
azabache,
como puro origen
inmiscuido,
nulidad
insobornable,
traición de
hechizo
y nota de
caligrafía desangelada,
mudez última de
relámpago,
pluma de mi ojo
abierto,
soledad infinita
de mi despierto,
como fe sin cargos
rueda mi
vertiente,
siempre relevada
por dios sollozo,
palanca usé con la
puerta de Plutón,
alcé el margen
de rebelión
sanguínea de los dioses,
cielo asido el vil
manifiesto de relámpago
surqué, gloria
vespertina de héroe,
Cocitus cantando
su aire
de oscuridad
iluminada
clavando negras
riveras, hundiendo
y desplazando los
montes;
lago estigio me
alimenta el latido,
y mi férrea sangre
directa a superar
lo inabarcable,
tu rama vestigios
de plata corté
del cóncavo bosque
en tu acre,
creció en su lugar
segunda rama,
de titanio,
que conseguí
cercenar rotundo
y hoy llevo
clavadas sus hojas,
en dos talones
fundidos,
columna y cadera,
con todas sus
espinas de titanio
sujetando cada
diente mío.
bajar al averno es
sencillo,
subir los aires en
altos cielos,
nadie pudo;
yo allí voy a
mitad camino.
El castellano
Förüq Er-lobo
bohemio
Dicho
azur:
Adentro esta bruma azul de mi contento,
avanzo estas flores del invierno,
por árboles desnudos y sus cantos,
yaciente mi sed de nuevo,
florido cierzo,
primoroso veo y beso mi sañudo suelo,
lumbre sin sol
en que la luna no aparece,
presurosa de melancólica siembra,
una estrella emblanquece
por cielo extenso,
y en lluvia derrama que desgrana
la vejez de la grama vieja del camino,
custodiado por la señora malva;
acrecienta mi linde vago por majuelos perennes
y solas zarzas,
lágrimas de mi tristura,
regocijo de varios,
ya que antiguo son,
solo mi Leana ablandaba mi lira.
amores ponderables
mi ser no rehúya,
desquicias mayores, otros
oigan en retirada,
a murmurio grave me alzo,
en esta tela de araña
y la luz de alborada
me tiende en extasía.
Förüq el castellano
Siembra erguida:
Izar de un cantar,
de tu cariño enfuscado.
batir vuelo, elevándome
entre lares de
hayas
y sombras de hojas
escritas y reveladas
de ceniza de fresnos, sembrada,
deseos, sueños y corajes,
y sus raíces del alba
por ocaso admirado
que cerraba flores
en versos,
y musas y jerarquías,
de hadas y elementales,
entre árboles y frondas suaves,
su idioma en vertiente
asilvestrada,
lejanías de suspiros,
y granates lucientes
entre fortalezas
pedernales,
y cuchillos solares,
hija de la niebla.
doncella oscura,
te llamo desde este latido
proscrito, que te
busca;
y entre espinas
su luz gorjea
que amarte no es
vanidad
de ambición ni
naciente
ni floreciente.
Es un dulce
designio,
entre mis lares cabalgados,
y riveras de río sanguinoso
de todos los
lirios
y su hidromiel,
sangrada,
tus cauces, insobornables
que pureza y rocío
en flor
hasta albor de
raíces brotado,
destino y camino ingobernable,
valle de signo y tierra alumbrada,
oh se cavan surcos de mí en tu alma
verdadera, nunca
para agraviarla ni dolerle,
una dicha y una alegría tejida,
tu sonrisa,
que abre el aura
y deja su energía en mirada,
ya maldigo a este incierto saber
si terco y necio
me reniega osadía, ventura y fortuna
de a tu vera
conservar mi labor
y creencia,
seguras,
un beso te dejo
entre zarzales de fuego,
hay alma,
hay alma,
hay alma
porque sin ti;
belleza no
existiera.
Miles de lumen, Lit C et sumun Canae.
Förüq castellano a
29-07-2020
Ferviente tajo floreciente:
Exultación, de saturnina rienda,
desempeño en posesión
y toma de filo relucientemente acrisolado.
Protección servil bajo y hondo metal;
luz de esfera, espiral canta,
cariño a sepultura animar,
honrar, preservar,
oda desde este cementerio
solemne alzar de honra,
escala áspera, tangible,
vine y me derretí;
su voz dulce,
inmancable, ni en fíbula
ni en broche al corazón,
que ya sube y derrama,
mil rocíos en flor de caléndula,
mil fragantes deslices
me indulta, que a ellos induce,
poder de arder
flamante,
sombra eres
de Ostara la brillante,
se queman de mí
injurias, infamias,
desquicias de campo abierto,
por este duende,
por este arte,
tornando tu sola mirada,
acampo que acompañaré
toda vítrea lágrima,
estigma que camina sus fábulas necias.
Si soñar, te sueño,
viviendo bajo el orden,
se asigna a defender tu pulcra sonrisa,
uno, ni abismo comparable
al arma reluzco y hago visible,
de Ostara, la brillante,
es viento del este,
es aurora, la bella,
que blande, que rige,
estela inconmensurable,
rocío de nacer, de toda vida en color,
oh gloria,
oh amapola,
de sangre de tierra
en sola viola,
campanas restañen,
una morada y fortaleza inabarcable,
tu amor cruzando y surcando mi sangre,
era, eres d' este amor espuela,
abre tu bosque umbrío,
deja abierto de tu santa ternura,
portón verdadero,
vine por la voz surcada
de un herrerillo,
vine sin calzas
desnudo como me conoce
un diamante blando
y su des nacer limpio,
de turquesa
y azur marino,
elevé ancla en tu aprecio,
tinta de brea
y sangre de azada, mi bandera,
supresor del ruido activo
silencio mortecino,
dicta,
segundo poder
conquistar,
a un sin miedo dama oscuridad,
le preguntan
si luz fue antes
o si tú mi musa pariste esa luz
que inspira, plañe y regodea
sin calzas ni dureza.
tengo permiso y orden
de presentarte al tercer poder.
III
Mantener
uno, todo azar de intensidad
y fuerza que arde hasta esquela,
mantengo tu cariño
vivo en mi ser,
dicha es poco,
lo siguiente a dicha
que se extendía,
bajo puertas del dulce, sinuoso,
umbrío averno,
tomo, que explayo,
número y lugar a defender
te imploro
susurrando,
ven flagrante a nuestro combate,
te espero hasta tiempo
en clepsidra me derrame
colmado de todo júbilo,
arder. conquistar. mantener.
Coraza, armadura base, de Zeus;
y atenea musa; que armo y amo.
Förüq castellano Setanta a 30-07-2020
Vientecillo elucubrado:
Rompe el melancólico fulgor
el sol en corazón
que la niebla un diciembre
difumina en son,
yo bogaba difuso
como primavera lozana luciente,
suspiro, oh tempestuoso recuerdo
mis flores marchaban,
suspiro de pasión
vino arrebatarme mi desventura,
desde navío en reposo,
cuanto no veas
acuérdate del agua hermosa,
tanto en alma
como en popa de nave,
el cielo carmesí me embravece,
surcando bonanza,
acuérdate alma de mí,
viva fortuna,
que de boca invoca,
musa transparente
su dulce porte,
semblante de arma en dueño,
oh sueño,
contigo tantas veces,
despacio, o desvarío,
cómo alzarte y cantarte lleno,
sin flores ni pajaritos impíos
sin caléndulas azules,
locura de dulce armonía,
lumbre en astro de numen mía,
agrava como amarte
derritiéndonos en la nieve.
Cielo, suelo y anhelo
de hojas arrebatadas,
crujidos de mis tumbas yertas, abiertas,
dones de sufrimiento desploma,
sombría yacija de cuna,
cruel aroma
estiran las rosas de muerto,
y no lo claman vanas
de aliento divino,
quebranto de sosiego anclado
a la fría tierra
de este diciembre
que viento ardoroso,
aclama en soberana lucha.
förüq castellano
Inmenso placer secuaz, inefable:
Clama ante la aurora,
presurosa aura intranquila,
ardua la dicha exclama,
que si por querer fuera
igualara el agua de los montes
que, subiendo, baja,
afilo este mi solo intelecto
por muralla que no cierro
desvela el clamor de la intranquila rosa,
quién a igualar mi dicha baja,
furor ostentado de la piedra frigia,
va mi reguero desnudo
por musario cerro,
su cernícalo avizor vigía,
milano señor en soberano cardo,
luces del alba
plañen sus rayos
de nueva alborada,
ven, agita la guardia,
conmensurable acequia
mi sangre estrena,
voy por piedad avistada,
luna habla,
destello de noche febril
que otro año más no enfriaba.
Imperios de ojos cerrados
en nocturnidad en cegada,
franca tapia de espejo
y su beligerante reflejo.
Mima, mi viborilla,
secuaz tu alma sólo destrenzo,
tiempo, hálito voraz
que enciende calor presto
de caballero,
a su dama hoguera,
corriendo por fuera el granate,
sanguinoso,
por escalas a este placer inmenso,
esfera tu secuela
en faz instintivo,
desaprendido,
rumbo al carmesí insobornable,
destino dicte quedarme
en tu nube intangible,
en vaporoso éter, tu magia,
hoy vine a besarte,
y a desprenderme,
de tu cauce en tu cuello
aliviarte,
bronce en ala y su verdor
de óxido que rige,
que envanece,
que resplandece.
anhelándote.
Förüq castellano
Sentimiento
labrado:
Viento, viento bonito
lleva al cielo cada escrito
arropa este amor en mi cuerpo
en mi corazón te llevo
hadita de mi sentimiento
noche hoy en tu sosiego me encuentro entre nubes
violetas
y el cristal luminoso
de esta luna de invierno
bañan mi cuerpo tus latidos
sordos de oscuridad
y a este cielo sonámbulo
lanzo mis ilusiones al viento
siento tu caricia de alma
y te bebes mi calma
despierta esta rosa sangrienta y su aroma de romance
antiguo atraviesa el pecho tu amapola eterna primavera
cuando mis ojos te ven entera cada sentido despierto
como fiera al acecho de tu latido hoy en tu bosque me
pierdo
tu imagen surca mis sueños
como cada noche que siento tu beso
y como me cuidas,
como soy yo tu alegría
mi vida vistes de amanecida dicha,
hoy la hierba escala mi montaña
la lluvia germina todas mis semillas
de pasión y fuego,
donde entero me entrego
al placer que muerde
y envuelve en quimeras,
como sencilla tu sonrisa
y tierna tu caricia,
ya no hay súplicas
solo felicidad desbordando mis cauces,
te sostengo fuerte en mis brazos
para nunca soltarte
para eterno tenerte
si por soñar soñé acabar con la soledad fría y
escarcha de esta melancolía
llegaste tú a mi vida
como cada noche siento tu melodía
y me acompañas cada día,
salió el sol después de la tormenta
y ame tu esencia
regando mi interior tu voz de alma amada
tú bella y dorada calma,
rompí las cadenas que me anclaban al pasado para
luchar por mis sueños y alcanzarlos, entendí el idioma del silencio
y hoy contigo
lento construyo mis escaleras al cielo,
este firmamento clama de azul sediento, ermitaño en su
montaña del sentimiento
el amor jamás salió de su cuerpo,
de él decían que quería comprender al amor, tras una
flor la conoció y la preguntó
qué eres, amor,
no solo nací de esta flor
tu inocencia me enamoró,
curaré tus heridas de dolor viviré de tu amor.
Vuelvo a este dulce tormento buscando llenar de amor
el cielo, labrando el campo de tu alma
y bella mi amada
te bajaré las estrellas para que puedas acariciarlas,
estas flores cantan la canción
que te enamora el corazón.
Vuelvo a luchar como ayer
con tu amor jamás desfalleceré
eterno en tus alas viviré.
Azar relegado:
Navego los límites de tu silencio
tu luna, reina mi cielo
en este horizonte de ilusiones y sueños
tus besos florecen mis recuerdos
las mariposas de tu piel tersa de seda acaricio eterno
el momento que escapa entre tus labios cuando brota el te quiero,
y en mis ojos te encuentro,
donde me enseñaste a vivir el momento
porque nada es para siempre
escribo el sentimiento
ese que me hace amarte despierto
este viaje sin retorno
me hace buscarte cada noche
para que tu amor surque mi sangre
y mis sueños de tu mano puedan acariciar
lento muerdo el placer preso
y la lluvia envuelve nuestros cuerpos
recorro tus parajes, me pierdo en tu bosque este fuego
late en esplendor
encuentro tu dorado amor
oigo los aullidos del corazón
atrapo mis flores de pasión
quiero y te quiero en cada amanecer
donde agradezco cada aliento
cada suspiro que asesina al tiempo
y da vida a mi sentimiento
mi eternidad alcanzo acariciando tu cielo, entero me
entrego como el calor de un lucero, sintiendo tu amor latiendo,
avanzando tu cuerpo como quimera de pasión y fuego,
condenando al tiempo
a morir en nuestro pestañeo con un beso, encontrando
el lenguaje del alma en cada verso, cabalgando juntos cada firmamento,
flor de sangre naciendo en mi pecho
clamando este amor que te profeso,
cálido, el momento, de desnudar mi alma
mi bella, amada, una flor en tu mirada
vuela libre, doncella, tu esencia mariposa del amor,
en mi interior quedaste
de mi ser te adueñaste
puedo sentir como tú sientes
en cada pensamiento vives,
a tu lado siento desvanecerse el dolor
este ardor de pasión jamás me abandonó,
hoy agradezco que me arropases en tus alas
para nunca soltarme
para abrigarme cada noche fría
por ser mi eterna compañía
y locura del ansía mía,
tu amor mi sinfonía
como tu beso de cada día
fiel me entrego a la caricia,
mi amor sin descanso
incesante fluye el verso por tu abrazo,
a tus pies me encuentro
esta mi sangre te entrego
este fuego late en cada beso,
germinaste dentro todas estas semillas de amor eterno,
hoy hadita te canto a la orejita
encuentro tierna tu sonrisa
en cada flor encuentro la belleza amanecida
en tus labios descrita, en tu piel mi caricia
en tu corazón siente mi brisa
cómo me hago lluvia y río
en cada silencio que rompemos juntos
como juntos nos verán hasta el fin del tiempo.
El castellano y Leannan-Sídhe
Sendero
mi suerte:
Corro, a observar,
el vago nublo,
del invierno de mi
suerte,
tras él, el
brillante sol,
reluce de nuevo,
una fuente de
retozos azules,
y caléndulas,
flores de Odín,
bordeadas por
espinos,
o majuelos
silvestres,
un aspa de luz y
de frío vil, sordo,
oh de luz, y de
frío,
era mi azul desquicia
yerta,
oh cuan abarca mi
ineptitud
entre señeros
dulces
y crueles ramajes
de idea,
oh de luz, y de
frío
era mi azul miedo.
ámbar blando
arredra cantando
de sol y de frío
era mi oscuro invierno,
partido,
quebrado entre
destellos de flora,
y sus flores
sujetas,
encontrase
siguiera
amigos entre los
insectos
vendría por mí el
solo halo
de soledad que
amilano,
vil milano
hermano mi
cernícalo avizor,
por altas torres y
agrestes sendas
que arregazan
caracoleando,
oh mi ámbar
de luz y de frío
sangre del tiempo,
petrificado,
por misario cerro
voy con azor en
mano
en busca de la
insigne
perdiz huidiza mi
dulce tormento.
Oh mi suerte,
sombra de agua
oh mi luz, y de
frío mi insignia pasajera.
Förüq el
castellano
Soto
en sol naciente:
Noche silenciosa
umbría,
de negrez,
adjunta;
al crujir del halo
que destella su
pulcritud en estela,
coraje por
violetas ausentes
y flores yescas
alumbradas
por la dulce luna
casi llena de enero,
mis falanges
ensalman
el sendero
inencontrable
hasta el portón verdadero
de nueve
cerrojillos infranqueables,
orando por mí
mismo se abra
esta insepulta
tierra
que me sostiene,
mi semblante
perdido
jamás abra el
yelmo,
en clave de unión
se abra el aleteo
fugaz prometido,
que encarnan tus
maderas reflejas piernas,
un sopor y obtuve
tu anhelado sabor
de tierra nueva
virgen,
como letal
aleación de savia y raíz
formando tronco y
hojas esbeltos,
como dos rocíos se
forman en tu sonrisa,
cómo te enraíza el
sórdido éter embelesado,
dictando retorno
de mi primorosa,
mi musa cristalina;
soberana en
turmalina esencia,
umbría vivirá
nuestra caricia,
por el vespertino
cauce
de río en arteria,
bajo que encumbro
el placer
nacarado, insubordinado,
rumbo a la tercera
estrella
que osó mirarte
colmando tú de lo
bello, lo bonito
este parco
horizonte asiduo.
Entonando en
primor
la lira toda mi
carne.
Es adorarte
ferviente.
Förüq El
castellano
Niebla encorajinada:
Cielo de tu amor que acaricio,
en el suspiro del tiempo desvanecido, en cada luna que
te encuentro,
en cada vida que te siento.
Cómo no hacerlo si vives dentro,
si cada minuto lo vuelves tierno. Vuelo, con este
sentimiento de fuego,
cabalgo el firmamento,
encontrando el verso despierto.
Como estas ganas de devorarte lento,
que sientas el deseo morder tu cuello,
y la sangre de cada flor de piel y verso.
Donde el agua y la poesía
hacen el amor con tu cuerpo.
En este campo de sentimiento
la sangre de la tierra vistió de amapolas, cada beso
de amor sin tiempo.
el bronce deja su cuchillo
a las espigas del cielo.
Hhierro baña la sangre de este guerrero,
vivo y muerto por tus suspiros.
de tu corazón preso, guardián de cada latido, redentor
en el silencio frío.
Amante serpiente en el calor de la ilusión que te
dibuja en mi mente.
Siempre presente, a la hora que la oscuridad late y
envuelve.
Donde te volviste mi bendición,
realidad, abrigo y latido
de la inspiración invencible.
Como invencible dios sol, que toda vida rige. amada
hada, esposa de este mío sentir,
acompañante de cada vuelo fulgente.
Tu semilla de amor germinaste en mi pecho, amapola
roja y negra, sangre y tinta
que cada verso expresa sin descanso.
Fluyendo como el río que brota en almas a su paso. voz
amante de tu presencia en mi mente,
donde el te amo, cada noche, se siente.
cura de soledad y maravilla hasta la muerte. donde mis
rosas dejarán su sangre.
Nunca dejaré de escribir al amor,
a esta pasión de tenerte,
a cada luna que de malva el cielo me tiñe,
a todas las flores sencillas donde te veo,
donde descubrirás que este duende te será fiel,
y a cada semilla que nace pone tu nombre,
donde encontró su latido noble,
y mil veces más fuerte
lento se apodera de tu bosque.
Las campanillas en flor le oyen
y distingue el espíritu de cada árbol,
en cada pequeña vida a dios encuentra,
donde la armonía la acaricia el idioma oculto
de las hojas al viento.
Como el abrazo de la yedra al árbol
y el beso del rocío primero a las flores del campo.
En paz me siento en mi entorno,
y en la ciudad muero lento.
bendita la vida por darme tu amor,
por darme ojos para ver cada vida en color, siente
esta caricia sin dolor
observa que de mí el cielo se apiadó,
donde sin envidia ni mal
eterno vivo, como poeta sin tiempo en tu recuerdo, voy
allí lejos de este mundo,
donde empieza nuestro bosque sin destino,
donde libre, todo sigue su espiral sagrada,
el ciclo de la vida y la muerte,
el resurgir del agua, la sangre y de la tierra.
Amada te canto, de tu mano siempre mi te amo, contigo
siento la fuerza
de la tierra, el agua, el viento, el fuego, y la magia
que en arrullo acarician mi cuerpo,
contigo no temo a ningún abismo, infierno, ni
tormento,
a ti te debo cada verso.
El castellano y Leannan-Sidhe
Vuelvo,
sin caminar
ni fronda,
resquicios
de mi soledad
crepitan,
su falta
de cariño externo,
porque mi soledad
atónita grita,
nada buscaba;
sólo volví
porque nadie me
buscaba,
como un azar sin
venas
ni razones
buscadas,
estoy para ti
sin yo estar,
no tengo ojos
ni respiros
de pez de cara
muerta,
una generación
ciega
abre que sulfura
sin oxígeno.
Era bastante
y no acabé por
huir,
bastante
era tiempo escaso,
imaginada tez
serena en néctar
tu sola dulzura,
te busqué en un
papel,
respondió tu
carmín
del beso de ayer,
sin inicio de
final,
sin ser último
para ser primero,
un escarpar
de mi ausencia
habitada
en torres y
almenas
de incandescente,
lóbrega,
quietud profanada.
el final depende
del principio
dijeron,
por lo que tu
último beso
empieza
en la eternidad
del sentimiento.
El castellano
Dulcera
en claror:
¿Lo recuerdas?
cuando creíamos
dentro del ser haber
encontrado algo.
Recuerdo que los días
están hechos,
mantente.
¿Recuerdas un vivir al filo de la navaja?
tentando la suerte nuestra circunstancia
que nos unió
como agua y oro de aceite.
Recuerdo a veces
llorábamos a las flores,
y otras nos sonreían.
¿Recuerdas el evanescer interior
que se apoderaba del firmamento,
y descendían astros, a mecernos?
Recuerdo tu sonrisa pura,
inocencia de escala,
un desear estar contigo,
para volver todo hacerte brillar,
¿crees amor huido que algo haya cambiado?
dilucido que seguirás siendo
la misma piedra de melodía,
de eco presuroso,
que se adentraba en mis ojos,
para inaccesible habitarme,
como canción sepulcral
el infinito reverberante,
que me erizaba la piel
completando mi existencia
de palmo a trecho
voy manando,
y aunque hoy piedra
del rayo en cegado,
dicha en mi pecho quedaste,
dicha en mi alma blandiste,
porque yo te conocí
porque yo tuve que sentirte,
como agua de rocío
y destino plañidero,
incluso hoy en sueños, te sigo viendo,
brea de estrella en carne de la belleza,
pupila de mi pupila
por el tiempo helada,
he venido hoy a desafiar a mi dulce tormento,
sin tenerte te tengo dentro,
sin quererte sigue en vela y cañón,
mi naipe y última carta,
no se reveló.
¿ves que algo haya cambiado reitero?
sí, que hoy en día
duermo con tu recuerdo etéreo imaginado,
y no con tu piel y carne de estrella.
Esteban er-lobo bohemio
Cuanto te acercas
a mí
miedo intuyo
somero sin rivera
a estar cerca,
más cuanto te
alejas
miedo a estar sin
mí alegas,
dijo un librillo,
franca tu vera
destrenzo,
viva esta espuela,
horizonte vasto me
acercas
como lloverte amor
sin cesar,
paraísos yertos
sin escalas
ni vals terreno,
puridad acaso
bastó
como lobo de
orejas afiladas
sin aullar no era
lobo,
me acerqué hocico
he irremediable
contestó un azar
de tres caras
y nueve venas
razones,
como derribar la
franca tapia
verja de nueve
cerrojillos iridiscentes,
los ángeles
valientes morían primero
sin ascua eterna
ni mármol florido,
quizá puede como
alimento
de vano murmurio,
hoy oso al por
mayor
reminiscencias al
recto lado,
acompañar tu furor
de armas,
desde nimbo
pasajero,
y desquicias
propias trasmutadas,
al impetuoso
servir de la llaga,
Pléyades cercanas
como resoplar la luz
y capturarla a
ojos fríos,
indicio que su
halo dicta
inspiración a
raudal,
halo indiscernible
que casi saboreas
confines,
de sosegada dicha
insobornable,
miedo a tu
cercanía cuando caminas lejos,
miedo a tu lejanía
cuando cerca
brillas en faz y
luna imperecedera,
arrobando mi haz
luminoso sin brida
ni correa,
As de trece
tréboles de cuatro aspas,
era mi vida sin
contar,
un brote de cruel
infortunio desaconsejado,
semilla o tiesto
espontáneo,
a nadie cambio,
ni dolor ni regia
tristura
porque hoy me
blanden
poeta raíz de
dioses,
quién soy ellos y
yo lo saben,
y seguimos sin
tener miedo,
en esta trinchera
del verbo onírico,
incuestionable
hervor de
primaveras desnudas,
y solas saetas en
busca de una vida
que mejor, peor,
no niego,
qué mejor que un
absoluto diamantino,
en esencia mineral
candente,
cristal de sus
pulsos
que no niego ni me
arrebatan
a estigma puro
revalidado
en azoteas
caducas,
y ojos suaves un
abril doliente,
era lo mismo,
que perder
venciendo,
aojo que el buen
ojo curo,
insignia las
estrellas quedan muy cercanas,
si nos llaman a la
lucha,
puede defienda mi
patio
debido no es mío.
Divagaciones
aparte,
pregunté al eco de
sombra,
sin quererla como
uña a carne,
iluminaría mi
pluma saturnina,
hoy quedé en darla
un besito
como la
imaginación
no osaba,
miel de afortunar,
y tremendo desliz
en número y orden,
como afeitar
bombilla
broma, como lamer
hacienda sin construirse,
en serio pongo
balanza,
y un kilo mis
sueños
pesan más que cien
kilos mis ilusiones,
amar, amarte, en
este ente intransigente
me lleva sin
anchas calzas
es flagrante,
como el cimiento
del verso
es tu letra,
lo fidedigno, que
me hace parte
del transcurrir
minúsculo
en vida caduca que
nos desliza el destino,
no hace falta
amarre para osar,
ni buscar luz,
cuando ya eres parte de mí...
El castellano
Förüq
Sepulcro
en cobre:
Al panteón de mis escritos hoy escribo
de luto efímero en memoria,
vida remota atisbo sin sien acuartelada,
caléndula y rosa canina
pintarán su estirpe
de historia incrédula
jamás cincelada,
al reluchar indemne
polvo de metal estriben,
y de lirio en cuello que nacieron,
de espanto en puerta,
aliento y yugo fidedigno,
en pusilánime destino,
en cuerda que míseramente gozaba,
puertas sin desquicia atónita,
en umbrales carmines de besos
sin corral ni ascua sembrada,
pedí sus alas
yo que de sol desnudo descendía,
dócil, de grajo en mano fecundo,
inocente, de justicia ausente,
presuroso cerca mis verduras afables,
no se alejaban ya,
de tierra y rayos fragorosos,
lides eternas ya os abrazo,
Castilla dividida
por cumbres enojosas,
jamás creadas,
alzaban mis sentires terruños,
fango de simientes yertas,
ojos al patio socavado
de iracunda hacienda de letra.
Destino magnífico cercenado
de mi mente penitente
y mis ángeles custodios,
arte deslumbraba que regocijaba,
condenas del poder y la mentira,
beldad ya me asombres.
Padrón de cielo en terrestre escala,
tumba al igual de socarrada
sola idea,
ya nunca más esquiva,
miel de mis dioses
y vespertina alma,
penetré yo, su muro
de eternal silencio,
y mi mármol florido gemía,
en las llagas solares
sus hoyos rectos
ay que vil no me apresa
pomposa letra que me corona,
y dolor desciende.
Glorias miro y exclamo:
-¿Dónde?
Ornaba mi sepulcro
dulces abrojos versados,
memorias de fantasía
erguía mi pluma de antorcha,
austero en bóvedas mi sentido inerme
ceñido divino laurel
en universo en arco y saeta
crepitante olvido,
perdurable halago
en formol mi verso.
Embargado reinaba el suelo,
pálida luz descorchada,
presentaba la espina en mi corazón
que lívida me lo arrancaba,
maraña atroz
que tu divino acento
Musa, mi alma imploraba.
Förüq castellano
Yunta
cadente de mi huebra:
Hueso, eje:
Huebra, yunta,
barbecho,
acre, cadente,
copa de vieja encina,
plañidera lozana,
hilanderas, yugada,
sembradío, huero,
huera, yesca,
materia muy seca,
azumbre anisada.
I
Avanza mi alma
yerta,
un encono
trashumante,
que viste todos
los campos
de mozas
plañideras que visten
el azul inmenso
inefable
todos los cielos
terrenos,
estiran las
señoras
damas hilanderas
la nieve todos los
cerros
del tremendo
espacio inconmensurable,
afilan viejas
encinas sus henchidas copas,
un verde espumoso
dentado,
y sus flores de
tierra
que dan las
bellotas del mañana,
barbecho por tres
años esperando
sea huebra bajo
yunta
acre cadente como
lozana espiga
casada con el
ababol vespertino de primavera
que trae Ostara,
tempranamente,
alivio mi yesca
tierra
de materia muy
seca,
como ascua que
plañe segura
nueva vida de seca
leña,
sé cariño mi moza
amante
allá donde lloran
las flores,
sé cariño mi
señora moza
de alma joven,
honores consagren
mi sagrada cepa,
Dionisio le pedí
permiso,
con fuste
Ambrosíaco
de nueva sangre,
aunque mi sed
prefiera
media azumbre
anisada,
de anís seco
que por meloso lo elijo
dulce
como canta mi
carajillo,
y me habla de
espíritu en alza,
entre mi sembradío
de penas y tormentos,
huera pena,
huero camino de
ella,
mi larga sombra
que no se detiene,
como terreno de
yugada por dolor.
Förüq el
castellano
Siente, siento la
magia, primigenia,
esencial canto
primero
la llamada furtiva
del guerrero,
el alarido
primero,
una melodía jamás
nunca más
escuchada,
interpretada o
inventada,
un desfase en
alarido de cópula
un respirar
flamígero de la tierra en azul lluvia
y, verde savia
enraizada.
Trompetas del
averno en superficie,
llamando deseoso,
con espiral armada y clarines bélicos,
todos dispuestos
del difunto, nunca más;
terreno, un
gramófono de vida
un rebosar en pila
demencial
sin fin, ni poso,
ni quietud
escarlata
un son de divino,
redondo, caracol
respirar permeable
entonado,
tierra
materia a tierra,
espíritu
alma y rojo
granate, arrojo,
desfogue, vida de
la no vida
cursada
y abismo lleno de
humedad
Ostara de
primavera,
en estío de verano
abriendo,
socavando
cual estalactita
pretil
de gozo y frescor
angelical,
tormenta perfecta
clamada
a rito y
furtivismo en danza,
rastreo pertinaz
de risco y elegía
de alegría
todo era y es
llanto de emoción
todos mis
llameantes
castos, bravos, valientes
unidad de avanzada
mis castos dioses.
Llamo, te imploro
como quien soy
vigía, guardián,
centauro protector
castellano con Fenrir,
a mi izquierdo
lado,
fuerza imperial,
sangre inmortal
de linaje y única
descendencia
Solar,
Cuervo Förüq
iluminoso
de druida poseedor
y maestro
todas funciones,
virtudes, y artes.
Yo sin nombre,
yo primero y
último
guerrero
en pie
Escriba antiguo
el más adelantado
y vetusto
todo lo antiguo
nunca habló
porque yerto,
silente, yace, que
reposa
su vida muerta
Awen,
Odín
Creador universal
que no soy yo,
pero
yo soy la historia
que reside
escrita, inacabada
en mi libreta,
soy dueño
de cuanto existe
en mi cabeza,
Óh, Candamvis, en
dos, te alzo,
en tres, te amo,
mi dios dador,
castellano,
ferviente dador
del relámpago asido
dios de la
tormenta
del risco y toda
cima de cumbre terrena,
tres te despierto
porque siempre
reposas despierto,
es nuestro momento
a ti mi gloria
abre esponjada la tierra,
apaga todo
lo que arde desde
sí mismo,
extendiéndose,
riega todo
terreno,
de agua dura,
limpia
serena.
protege todo
campo,
te canto
óh invencible
como mi sol padre,
riega este
infierno
de astro apagado,
haz que resople el
viento fantasmal
todos los altos
cielos,
llamo a la muerte
llamo a vida,
a germinar toda
semilla
en eternidad
de longevidad
imperial,
madre planta,
padre tallo,
os hablo,
magia fuego,
tierra, ceniza, agua.
Río, acequia,
sangre
movimiento, sed
colmada,
fronda suave de
verdor
inusitado,
llamo a Vivir
llamo a Vivir
llamo a Vivir en
mi Razón
a MUSA
LEANNÁN-SÍDHE.
SIEMPRE
SIEMPRE;
para siempre
y cada siglo
que empieza
nuestra condena
para sentir que
sientas escuchar
la lluvia
en la tierra de
tus ojos,
musa Señora Hada.
Contigo
debido soy eterno
Centauro
Castellano
lit C et sumun
Canae
tu protector.
Venga, venga
cantando,
la sola idea en hoguera,
del oficio que arde,
su desquicia alada,
De campo yerto;
que por yerto no es campo,
si no hondo cementerio
de acristalada secuaz, idea.
Eco ciego de purísima imagen,
crascitaba mi tiempo,
quemo pensado,
era mejor que si luz,
no hubiera visto.
Sonaba ya,
una serenada, del alba,
nocturna sin
calzas,
ni categoría difunta.
Cómo estancia de estela breve,
sin descorchar.
Reinaba un hueso de luna,
descalza de un noviembre
que lloraba, nubes,
y agravios,
penas y tormentas en flor.
Traje de bruma,
sombra en agua de señales,
en tierra y sus tordos,
escarbando en busca,
de lombrices azuladas;
de ideas que prevalecen,
como venas de senderos,
como laberintos
dando vueltas a la peonza,
del mismo asunto,
sin vida, sin embargo,
era bonita idea,
por la que morir sin pensarlo,
sin crueldad acrisolada,
ni mentira sin conocerla verdadera.
Förüq castellano
Miguel Esteban
Oficio arde
del dulce mirarte,
y ojos dulces
no hallen tristura
ni en la paz de guerra
armada ventura,
llorar puedan
orillas suaves,
entre sargazos
y plebeyas sienes
caracolas
y espumas de olas,
tronos de sirenas
entre sajadas
marejadas entre tules
y densos, profundos azules,
ay de mí espuela
y sus noches de tierra
de ventisca
y tormentas de soledad,
ideal aún yacente
animaba tus pechos
graves cuan pedernal.
La más bella
que en mi lugar
sólo belleza hallaba
a reclamar
mi bella doncella amapola
de oda y elegía en sangre
su tierra toda.
Escucha mi ama
de tu cárcel
ni en ojos
ni en rubores
encuentro llave
tus cerrojillos vida,
dicha y fortuna
en flores no me descubran
ni fuga ni huida
que todo destino
sólo a ti me precede
a cuidarte,
servirte
y amarte
como todo dicta
qué alegría
eres, niña de amapola.
Canción
de tornasola.
Förüq castellano
er-lobo bohemio a 24/07/2020
Reflector:
Esto es todo en cuanto yo creo, amor, posibilidades a completarme, a ser feliz
sin querer serlo, posibilidades a recto cumplir todos mis anhelos, sin la temporalidad
por lo notorio en los sentidos, ni del nervio afilado un placer, me provocas,
fugacidad de lo caduco de la carne, parte es todo un todo de una parte, no
colma yacija que mi historia de alma porta en cuerpo terreno, ¿Dónde quedamos?
Posibilidades de Puerto incierto, una travesía, un suspiro,
un aullido de viento, lo que creo e invoco, es más que lo que pueden alcanzar
sentidos, ojos y palabra, mi regocijo, mi rifle, mi vida, mi poesía.
Cántico;
oh, tendido
de la lumbre
en cama.
Acaso de azul hundido
a mí muerte
pura tierra
procuro
de suspiro
y templo verde,
sombra de señor olvido
que demás
cenizas desplaza,
ya la tierra
sólo engulle
lo que es de ella,
Primavera viste
en filo de flor y agua,
alguien viera
este frívolo tranvía
sin escala de esquela
ni duro hueso
de estaca y vela.
Fundido en carne
y parca de amigos gusanos.
Entre crujir
de caminillos ávidos
y repiqueteo final
de víscera
en eco de ataúd indolente,
estallido como cicatriz
causa el rayo al árbol deseado
pulcritud de festín
alimento de injuriosa
vida breve que desea alas,
Es tórax abriendo a última toma de aire
sin respiro ni célula en sangre roja
regada.
Lúgubre detalle
de como bella es la vida
bello festín de tenebrios
es cada muerte,
ciclo eterno
de vagido, llanto, respiro,
sonrisa, suerte, copla,
elogio de noche, azar insumiso
que muerde la hora,
yugo destino, saeta, cuerda,
yunque ilusión, risa,
mentira,
siembra, espera
baile, danza final
labriego en calavera.
Festín o sobriedad
en fría escama
lumbre de chasquido inicial
Vista y nulidad en visión
para tercera campanada
ser ceniza de hoguera.
O comienzo de nueva vida
Carne y frenesí
de dantescos dioses del Averno
Inicio con final anunciado.
Tierra y sangre de ella.
Förüq castellano
er-lobo bohemio
Auge
conmigo renasce:
Noche tus horas
breves
un agujero sin
salida,
oscuro, de
escalofríos que hacen
temblar,
derretido el suplicio,
un alarido
interno, estremece,
Dama escarlata,
de luces ciegas,
y hielo flamígero
derretido,
tus sones no me
vencen,
ni mis ojos te
lloran,
ni esta parca
azabache,
cae efímera,
sin ascua su
prendida vela,
ni este dolor cae
resuelto,
en vela de
navegante,
sin final, su
eterno principio,
para a la mañana
volver a revivir
la misma pesadilla
y sierpe
tu descatalogo,
uno yo he
perdonado,
a diferencia,
dos y persona de
baja ralea,
tres me quiero y
Vty me quiere,
que me mantiene
despierto
en vela llamando,
llamándote
desconsiderada,
ay de tus luces
firmes,
de tus sopores que
me caminan,
todas mis
soledades dementes,
este rumbo sin
astrolabio,
en océano de brea,
de noche fumando
y versando
todos estos
cigarrillos
del diablo probe,
que soy yo,
para contemplar
que no vienes
no vienes, no
vienes
y ni está piedad
reluce como ámbar
blando,
ni lágrimas de
hadas
ni sollozo de
lluvia
mis castos dioses.
Noche, noche ay de
mí,
sin tu sonrisa
ni tu quietud
escarlata.
El código del
guerrero,
el estigma,
la fragua
de campo abierto,
el cantar
silencioso
de lágrima que
chilla,
un evanescer en
mecedora solitaria
y carcoma sin
mueble,
un descender
primero,
los colores,
tus ojos que
imagino,
el gris, un tambor
de sílaba,
un naipe ardiendo,
una compuerta
de un embalse sin
agua
era mi pena
era mi tristeza ya
jamás acompañada,
madre de mi
aflicción particular,
cumbre de musario
cerro,
locura quieta mía,
desangelada,
sopor infernal respirando
su llama,
de dulce tormento
cosido,
su estela que
flagra,
luces miles
que no eran
blancas,
en sótano de luz
de traumas docenas
y tenebrios
celadores
De soga y sopa
medicamentosa,
que se apaguen
estás todas luces
artificiosas de la flor
ciudad,
que tu cielo
cariño quiero mirar
y recto, honrado
rezar.
Förüq castellano
er-lobo bohemio
Río de todas las
flores desangradas:
Queréis amar como
se ama a la bondad,
queréis amar como
se ama a la sola, oscura voz,
queréis amar como
se ama al primer amor,
pues id a esa
piedra,
alegre o triste
del invierno lluvioso,
sobre los musgos y
su piel aterciopelada, sedosa,
que mi maravilla
mejicana,
en mí enraizada no
la cambio por nada,
queréis seguir a
dios,
sí ese el que
crea,
pues no améis mi
corazón que es como su amor,
una Piedra,
queréis ver el
alba más preciosa,
no sigáis
banalidades de señoriales utopías,
que mi amor es
vida,
y a ella canta,
a su belleza
ignota mi Musa Armada,
de paraíso
inocente y miel desvencijada,
así frente al
enemigo canto,
queréis amor,
o encontrarlo,
pues id a la
Piedra del río todas las flores desangradas,
que es mi amor por
mi pequeña,
piedrita bella,
mi camarada, mi
cruz y mi condena,
a una felicidad
extasiada,
mi amor que no se
vende y sí arriesga,
porque hay
certeza,
y es que ella a mí
también me ama.
Förüq Castellano
Miguel Esteban
Linde quieto
abierto:
Derecho firmamento cristalino
entre filos férreos,
es una piedra que camina,
piedra aventurera,
seca y umbría,
reposa y duerme
cantares del linde,
centellea rayos irisados
se riza con los besos de lluvia,
acaso quiso ser otra,
ella tan yerma, tan plácida,
imperecedera,
cerrada como se cierran
los rayos de luna,
acantonada, de estéril estampa,
dejas muda alabanza,
el día que te hice de voz,
piedra bella, sola,
estridente sin patio de sonido,
y esta voz que te di
voz dorada como tu piel de minera,
como un soto sin perdices,
avanzabas solo tú,
la vida quieta,
sembrándote allí por donde anduvieras,
al candor de piedra única
igual a la siguiente y a la anterior,
sin afán superior
hasta que este poeta te dio voz,
como flores que sin color
acaso fuesen,
un despertar en brazos de cieno,
un respirar de la montaña,
un cuchillo calizo que afilan
erosiones de las eras,
latido férreo, sangre de mineral,
o compostura de arenas,
piedra de mi casa,
piedra de tu casa,
la tierra.
II
Piedra potencia eterna,
nacida como nace una estrella,
cumbre de filos por bandera,
hogar, cobijo y morada
de lagartijas que cuelgan tus venas,
colchón de rayos de sol,
asolada tu espera
por quien te dio voz,
lideras tu guerra sin cuartel,
antes de yo nacer,
tú dabas alientos al suelo
sin importar pertenecer,
siempre fuiste
siempre eras su piel,
de la cantera, al nicho,
del mausoleo, al caserón viejo,
del silo al castillo,
tu fortaleza empedernida,
tu aval de honda certera,
Siempre estabas
siempre estuviste,
como río a su voz del mar,
osado no fui yo
quien te encontró,
solo fui encargado
de darte moción verdadera
ojalá pudieses contestarme
mi piedrita bella.
III
Devuélveme a tu vida eterna,
del soto a tu quimera verdadera,
clávame la oscuridad de tu cueva,
en esta esfera pulida sin espera,
risco de tu sien enarbolada,
millones de hijos
esencia desnuda de tu alma pura,
techo sin compostura
del ser invertebrado,
techumbre que pizarra llora,
su azabache de cristal,
tu sangre de fuego y agua
que nunca te alcanza
sólo partirte puede,
grieta de helada, tus filamentos
que encaran tu azar de vida sin dueño
a tu sangre de musgo me cuelgo,
en verde musgo tu fantasma muerdo,
vida de herramienta,
azar de la idea,
al paraje que te conforma
al que sostienes su vida
siendo el suelo techo de esta hacienda,
si tuvieses dolores todos gritarían
que se acabase la muerte en la tierra.
El Castellano
Vine con la lluvia
nativa:
Gran Sol Padre, gran
hervor al fervor de rayos espadas
día empalado; tu
iris sediento sanguinoso destellante ciego
en Vestal Hispana
iridiscente siembra en flamas a lo alto,
a los cielos
hundidos brillas, como crece la espina talento
sembrado,
enraizado en nuestro corazón enfervorizado,
rueda de fuego y
bronce, oh, Lugh en tu gloria te canto,
germino mi alma,
toda dicha plañe, padre de mi conocimiento,
que es tuya,
oidor, de cuánto arte ha conocido, Padre Sol Superior.
Escucha mi alma de
abrojo, mientras te honren, este,
el día de mi musa
en armas fundidas.
El invierno se ha
ido, tinta, oh, savia de mi escritura, atrás mi pasado
punible,
los campos están
verdecidos, hueso y fierro del pagano, cantando en flores
que trae Ostara mi
brillante amante, y su caricia de divina nota
de savia acrisola,
que escala todo terreno, y fríos ya señeros,
Toda la tierra,
oh, Madre, duerme en tu ausencia.
OH LUGUS
Solar y poderoso,
magnificas, mi arma es tu alma
SolFerro sobre
nosotros en tu gloria, pido,
oh Elevado, tu
regreso al alma incendiada,
en virtud azada y
rayo secular, que te amima, y habla,
que traigas la
sangre mi letra, a nosotros la luz seca y ardorosa
y el calor de tu
vida, hilvanes, mi parco destino de Tres Hermanas de Negro hilo.
Trae de nuevo la
vida fervorosa, de nuevo a la campiña y vereda castellana.
Trae de nuevo la
luz a la fiera en vespertina hoguera mi hueste.
aleja la saeta oscura
parca de su sigilo yerto, que te retiembla la calma,
al alba más
preciosa jamás inviolada, avanza mi porte, vine con la lluvia.
Maestro
encumbrado, he llegado a dos días de primavera,
del arte que
florece, lamo tu tierra palmo a trecho, esse Veris dilectus.
Alzo en un
sentido,
merezco la sola
Parquedad, hacer mi esposa la weche.
Madre de mi
fuerza,
soy el creador
fúlgido,
de vellos
iridiscentes en pecho,
vine por las voces
del cerro las ánimas, padre,
resoplar y
resplandecer el solo brillo,
en crisol de
valles,
y destellos
finitos la ingratitud humana,
que develo y
expulso,
a dos días besar
La Brillante Ostara,
en nuestras entrañas
germinamos los yertos escitas, guerreros la Parca,
nosotros los
escribas de hoja en puño y alma en letra
cabalgamos todo
tiempo difunto,
guiados por tu
sazón y hoguera de tu Honrosa Luz invencible.
Diestro compás
invicto.
en sol mayor, como
es arriba rebrillaras abajo
bruma de idea
infausta, socarrada.
Flamígero desdén
encumbrado;
congelado éter
flamígero, en ascuas,
de fuego azul, en
violáceo fulgor.
Horizonte sin
prisas
Índigo que se me
arrostró
con todos los
halos
de un marzo su
crueza.
Abre el nuevo
fervor de tu luciente Lucero invencible.
Oh, Padre, su
solitario azar de relámpagos,
de tu azur
hermoseando,
enclaustrado.
Vírgenes encinas,
y almendro de soto,
entre un nogal
dependiente de su
sombra.
Al verdor de
inusitados pinos,
me caracolea
la fronda del
monte. Musario cerro desnudo,
Espino amarillo de
mi dossier,
Caléndulas
solariegas,
que amarillea su
silvestre ralea,
esposa
complaciente de Sol naciendo.
Brilla esta
infamia
de campo abierto.
A esta última
lagartija
lanzo un baquio
seguro,
sin disfraz ni
apellido perenne.
Mudez última
de sangrada
amapola.
Sanguínea tormenta
De dureza blanda
con agua de mi terco
aljibe
obtuso en litigio
de iris vespertino,
y su sangre que
baila
el suelo terreno,
que
en culto a ti Lugh, yo beso.
Y avanzo como raíz
de los dioses en la Tierra.
Encumbrado Escita
y sirviente de Candavmis
dios del Trueno.
Reflexión:
Como el Sol brilla
en lo alto de los cielos,
es nuestro deber
cuidar y hacer florecer todos los talentos,
Y sus virtudes
sembradas y habitadas en nuestro caduco corazón humano,
en y con manos de
la divina Sabiduría madre de Superior Conciencia de Razón regentada en luminosa
aura y amor, a
luz de rey Padre
astro que otorga todo azar de vida en este planeta que dirige y domina.
El Castellano
Förüq Miguel Esteban T.
LLAMEANTE
OSCURIDAD:
Cálido yo, ante un segmento de cobre
y su templado escalofrío,
un son en llamas del sonido, humeante.
Se rizaba un acordeón,
en patitas algún diablo foráneo,
como un visitante fantasmagórico,
se quedaba sentado con nosotros,
sin reclamar ni vender derechos
consiguió en aire de alguna imagen,
turista o pusilánime prisionero aún condenado,
hablaba solo con sus azares encausados
de invisibilidad trasnochada,
muletero de frío cálido ventisqueo,
era su sombra algo más
recelosa incluso ya no le temía,
partía brisas con miradas,
y servía naipes helados;
en copa alguna hada verde,
vestía de hojas su desnudez violenta,
relamía eclipses en alguna grama, de patio umbrío,
eternidad caracoleaba, sin lazo,
ni pedernal florido,
era tiempo de batallar,
sobre poste cóncavo
de pino frío y señales
en cable tenso de telégrafo,
jugaba notas, y señales,
alaridos esquivos,
y densos fantasmas, flotaban
y hacían de esta bruma,
todo corral, y pretil llanto
como rocío de toda roseta, de penitente,
abierta a la fugaz mañana,
del hombre y su negra tijera.
Miradas extrañas, que le analizaban,
y encendían su yerta,
hórrida imagen capturada,
flotaba en aire;
de plenilunio,
y solsticio embrujado,
como calor desfasando,
un chirrío,
descorchado, en alguna mente,
que con él sin saber
se encuentra,
soldando vapores de océanos,
y espumas, y sus sirenas.
Entre vastedad que incendia,
todas cosas vanas,
preguntó alguien,
sin destino, si existir por sí mismo
valiese,
era tiempo necesario;
lo que no se elige,
tampoco se duda, ni pregunta,
acaso hablamos,
o te acabo de pensar,
cadillo foráneo, forraje
de todo sendero
que lleva a conocerte,
como clavo en sombrero,
y cimitarra en tierra asida.
Förüq
Fulge mi astro:
Quimera mía,
gloriosa siembra,
abren portones verdaderos,
estoy oscureciendo,
sí allí donde todo cuerpo desvanece,
negro puerto al que arribar,
somos carne, iris flamígero
de horizonte,
somos bruma que desciende,
y todo envuelve,
ven amor este océano
de mar abierto nos pertenece,
halo tras halo,
es lo que sentimos brillo,
destellando primero,
abre tu riera serena,
déjame adentrar tu extasía
en color como tierra esponjada,
no te detengas,
no ceses tus armas,
mi gloria en carne doncella segura,
volvamos el abismo un barco,
para llegar más lejos,
dentro, muy dentro
donde alma bulle
bajo el signo de luna azabache
y bajo druida índigo cuervo,
llamo a mi falange de Austria
de Viena, Praga
y a mis vampiros imaginados
de bohemia Hungría, Budapest en mis armas,
por la rosa secreta todo canto,
gemido tuyo de silencio,
poesía.
Reina mi condena,
por la que morir y renacer
en tu campiña, de pechos canela
en rama felicidad
por la que fui, soy, y seré,
último dios sin consumar,
sin tus labios besar,
sin tu amapola regar,
he venido alzando tinieblas,
disecando miedos,
construyendo nuestro reloj,
para volver a soñarnos,
de engranaje, y péndulo
de cristal de roca,
porque somos tierra.
Duros hijos del azabache mercurial,
brisa, brisa,
de este octubre que te dibuja,
caballo solar monto,
astas de centella,
alas de Pegaso,
carne y cuerpo de centauro,
arraso todo campo
tendido en pena bóveda,
Quimera incendiemos
la vieja ropa,
no he venido a asumirme,
ni doblegarme,
a indicar llanamente,
que mi guerra por ganar tu cariño,
no ha finalizado,
El Castellano Förüq
er-lobo bohemio a
8-10-2020
Lágrima del hierro:
Lágrima
del hierro:
Escribo a la madre belleza,
olvidada, de lágrima inerte,
sólida, al vítreo cristal mineral,
al brillo metálico insoslayable.
De llama perpetua, y solo crisol
de brillo calizo.
Era sobre una lisa pizarra,
tallada una punta de
flecha,
que venía a plañir el río cuervo,
de mi visita en mi infancia,
una luna azabache regía,
mi compostura empedernida,
hoy en día,
hablo que me responde,
la belleza encontrada,
en mi piedra bella,
tesoro intangible,
única al fragor de heladas grises,
y solanas que llora el cielo terreno.
A mi `piedra de sangre.
II
Oh, si tu respuesta fuese,
soy sangre, viva-muerta,
que te aguarda y espera;
a mi cuarzo, cristal de roca,
de reloj en eternidad azogada,
silente como silencio reverberante,
su eterno segundo, que vi,
su pureza de espejo.
Oh, caracola de hilo en carbono,
tu forma de espiral sagrada,
de principio sin final.
Oh mi magnetita de unión
y atracción férrea,
como mi amor a la sangre.
Bajo sello arcano
transmuto esta coralina esencia.
III
En auge mi amado mercurio,
único sólido líquido, como lágrima precipitada,
oscura, sin poder secar del alma.
A este río vestigial, ancestral,
que vine sin horadar su impronta eterna,
mi muerte, como reflejáis vosotros,
mis reliquias, que besáis incesantes.
Inmutables.
Al hierro en mineral candente,
en sed de forjarse,
como se forja una lágrima las hadas,
en ámbar, oro líquido,
traspasando umbrales temporales, sucesivos,
en brillo, áureo,
del fulgor en cristalizada,
perfecta armonía.
En crisálida.
Förüq castellano Miguel Esteban a 11-04-2021
TINIEBLA
LUMINOSA:
Vida, pensamiento,
tiempo,
dualidad luz,
oscuridad;
pensamiento,
sentimiento,
como todo indica,
en principio todo
era y fue
oscuro,
y una chispa
como un relámpago
prendió de azar el abismo
absoluto había,
esa luz surgida rápido fue multiplicando,
en fulgor y pariendo
luciérnagas de
estrellas los densos cielos,
como luz y oscuridad
eran desde su
origen inmensos
y veloces,
rápido surgió su atracción y deseo
encadenado.
Ambos reclamaron
su espacio universal
si uno existía
se concordó el
otro debía ser opuesto
y existir a la vez.
hijo y vespertino
del Averno,
abismático era
todo destello,
centella
descendiente de rayo obscuro,
así no podemos deshacernos
ni suprimir toda
oscuridad interna
ni demonios
habitantes
nuestro intelecto,
debido jamás podríamos brillar entonces
como inusitado
resplandor de centella,
ni osas brillo esencial purísimo al tacto,
ni azar de ascua encendida acaso fuéramos.
Esa dualidad inherente
es tan necesaria
como respiro de pez en su medio,
absoluto diamantino
y hierro en sangre
hematíes dementes
y espigas rojas
de excelsitud en relevante esencia,
mitad luz mitad sombra azul
de cariño enfundado
era simple y
llanamente
mi cariño
enfuscado
batallante.
Förüq castellano a
8-8-2020
PENAR
FÉRREO:
Lloro en la densidad del sollozo,
en abanico de sopores que avanzan,
que tejen la puridad del placer,
lloro en la frecuencia del gemido
inefable, inaudito,
de cumbre y risco inaudible
del ara, y vestigiales sendas,
que todo amanecer descubren,
canto a los labios de la hoguera
de mi cima sin bandera,
canto del zorzal a su zarzal
que asienta,
trino de vid y girasol,
pintado de caléndula.
Mi llanto de brezo de fuego,
entre el cerro alto que baja
mi cardillo para entregarse a su dama.
Lloro por avenidas de ángeles
que perdieron sus alas,
en sintonía de falsos ideales de un progreso
falso
sobre torres de humo
del interés humano, social, deshumanizado,
que vendía y aposentaba material
vestido de granate rubí excelso que portaba
el lustre en movimiento, llamado beneficio,
construir la destrucción del pasado
se pudo, en retinas huecas,
y seres de número y oficina.
Lloro a mi savia de ciprés
de una caída un abril febril
como hoja temprana de otoño que voló, era mi
vida,
un tenor de conciencia,
una tijera roja,
sobre papel quemado de sucesos difuntos,
que brillaban más que el albor en sol ferro,
lloro por mis sueños sembrados,
por el valor de virtud
de soñar.
De soñar, sin maldición que me sueña.
Presentes sucesiones de difuntos
que corren
a arremolinarse,
como si años no hubieran nacido
y ahora les diesen privilegio
y fase contada para renacer y volver a matarse,
a esperas de esta vez
no ser de mentira verdadera.
Förüq castellano
Metal llameante en
tu vidrio:
Iridiscente encanto,
en tu áspero relente sembrado,
quién sabe de tu ternura
sin conocerte,
aplacas que embebes
mi furtivo viento,
entre mis soledades
y punciones áureas,
como mis nervios
blincan aterciopelados
en tu tacto almibarado;
montaña suave
me enterneces
como sol crepita a lo alto,
un rayo sedoso
tu pulcra virtud,
como espadas lunares,
vertidas en filo enigmático,
y absoluta entrega,
no puedo más estallar,
mi devoción ardiente,
en éter,
la lágrima el azabache,
de arma ancestral,
y mi mercurio celoso,
te cuenta Musa,
que no encuentro
nueva desquicia
ni en tu sueño diamante,
confusos crujen,
mis sigilos de chopo forjador,
se requería algo simbólico
y voy que comienzo.
Polvo y sangre
mi verdad moviese
sin calor lascivo,
ni viento en reflejo
desesperado,
mi sentido de escribirte
en canción resurgida,
como aquel capitán
del barco hundido
renasce,
abrazado a la bella sirena escarlata
abrazado,
fiero con el cuello atado,
su cantada armada
bajo océano
de un abril encantado,
y como usted,
sola de valor y hermosura,
que todo pecho hiende,
cautivo muriendo vivo
yo en tu pecho,
corrige mi gallardía
una nota abismática
en escama turquesa
como mi vítreo iris,
mis ojos,
te miran, leen,
y convergen,
en viles espuelas,
que se afligen
como mi espíritu de Lugh
Sol ferro que porto,
presurosa tú,
polvorosa pluma,
oh mi blanda Musa
de cristal candente
y agua en traje su sombra,
quién amimarte pueda,
sin que retrocedas,
quién encontrase,
su luz dadora,
y forjadora,
su contienda de vida,
en tus poemas solares entregas,
agora, el tal mañana,
me rinde razón perdida,
y claustro admiración secreta,
desenfundada,
mayor infortunio,
es no osar seguir este camino
de espigas rojas;
y dispares ilusiones,
de fiera, y dura tierra,
maravillado, señora,
como Némesis en inmortal saeta,
la ciencia de la rosa secreta,
tu aura perfecta,
tu obra de castro y castillo,
entre poetas,
perpetua materia
es mi esencia de verso,
que afila,
mi oscura golondrina,
mi dulce miseria,
temer que no se juntará,
mi visión,
alumbrando contigo,
mi preñez,
en desconocimiento.
Förüq el castellano Miguel Esteban
En
mitad un candelabro:
I
Extinguía una ausencia,
que brillaba bajo una luz,
tosca, de un sol de abril.
Calentaba su glándula en acre arcilloso.
Un barro que sostenía,
un charco que su agua
formaba miel roja.
El cubo sostenido de la rama,
colgaba mis peticiones,
sobre una plancha repostada
en muro de adobe.
El breve amanecer,
erguido en unas manos sonrojadas.
Ella en pie, sobre el polvo
de una tabla,
bordaba ínfimas costuras,
sobre su respiro valiente.
II
Mi cuchillo con pereza,
cortando un destello en negrura.
Encima, un eral
donde sembraban patatas,
dejaba pruebas, una ligera sombra
de un almendro silvestre de oro.
Que yacía como un dios sin nombre.
Escrita en sangre en su falda,
yacía mi testimonio,
como caligrafía de un cernícalo,
tragado por el árbol.
Era un vuelo de misterioso oficio,
bajo honda raíz de tomo,
enraizada la calavera,
siendo morada de tenebrios,
su follaje de pesadilla y bestiario.
III
Despierto los antepasados
de llama en el cobre
un candelabro.
Mis piedades como cruz,
de barro en cementerio,
fundido de parábolas
y nidos de tordos,
en sus cipreses.
Infundados en negror extendido,
volaban fantasmas y afectos,
como sentires de las tumbas.
El aire cantando,
ladrones y brujas,
terreno de dientes,
calaveras rojas, y calaveras azules,
sin pérdidas,
historia de palabra relamida.
Förüq castellano Miguel Esteban a 16-04-2021
TU ALMA DE FUENTE:
Desasirse, tu voz ocurriera,
quedar sin partir mi alma,
como estalactita,
como sola queda la caracola
vacía y hueca sin hallar tu letra,
desasirme y quedar
yo, sin árbol ni aire,
consumirme como llama de vela,
apogeo, torre de breve arena,
cae de arriba,
este demonio sin pena,
hablar de mudas solitudes,
como eterno, es lo temporal,
verdad colmada de ausencia,
arder sin quemarse,
e infierno azul de otra vida,
aprieto de verso me solicitas,
te dijo mi ventana,
como entraña de invierno duro,
alma, asómate,
viste su hermosura porfiada,
¿Viste que mañana seré hoja incrédula?
De planta que yaga pura,
que brilla oscura mi siembra,
mañana iremos a desnacer,
porque hoy sin tu respiro,
ni poema solar, no es vivir,
¡Ay! Lo que no dicen tus ojos hechiceros,
yugo amante, fiel,
que no abandona su sombra,
necesitaba tu dura grana de piel,
y tus rosáceos, granates, áureos labios,
mi alma traslúcida,
imponente,
reniega a achicarse,
lleve donde lleve,
el aire de poniente,
reluce por ella,
todo apócrifo misterio,
te debo tanto que no me imagino,
embargando sangre,
jamás esquiva,
jamás esquiva.
Todo este campo,
cubre y cubriría.
II
El nombre y la vida
conservan mi ceniza,
seña clara el luctuoso querer
de las criaturas del alba,
mi sudor siembro,
como apremio de obras
que dilatan al fulgor
su bronce perenne.
Sabe su dios
por cuánto parecen contradecirse,
sin procurar hacienda
esta pluma mía,
sollozo de mi hada tal vez,
que dicté
no abandonar ni en locura
su vera efigia,
mi otra vía mercurial
divaga si pensamiento o porfía,
si tatido o latido de ciego ansiando luz
que nunca encontró,
triste la clepsidra ve agotarse sus lágrimas,
de tiempo ausente para finalizar,
como se quiere en vez primera,
resplandor en cielo infinito,
es mi conjuro sin oficio,
como deseo de su holganza y seco trino,
que crascita mi noche, vuelta tuya,
en vez primera sin terminar,
dioses por dónde iba,
por donde soy siempre,
por y para siempre fiel,
a virtud, de nota y silabario
tu recta ánima.
Förüq castellano Miguel Esteban
Umbral silencioso:
Derecho firmamento anublado,
de pretiles sollozos,
como corona de caléndulas
era mi molestia,
ramificada en mis vestigios yertos,
quirúrgicos,
laguna del sentido,
barca para el gozo cuál,
su hechizo que metamorfosea,
si le intuyo efectivo,
cuál misión,
que no lea, más sus latidos,
escritos a símil de hechizos su relente,
caprichoso,
nudo de dorsos,
y centellas vorágines.
Empezó que concurrió,
atrás su cabeza,
drenajes de molinetes
y agua insoslayable,
de canal de cielo,
y mar, de Falsa avena,
estelas en captura de su ímpetu,
regreso deliberado;
a donde ella se anima
en mitad su vibrante luz,
empuje de día, y semana.
Como mi penar férreo era,
en mi zanja, mi huerto de luna,
su noche, si cenagosa
me infunde doble moral,
a abrazar su esencia,
así me arrastren pequeño,
limpio, condenado,
devuelvo flores, como buen galán,
pordioseando,
agua abajo,
él era poderoso, de sus campos,
caracoles, entre pulgas arrinconadas,
de años, como aflicciones incubadas,
de pie, como rudo ciprés,
mi cementerio de suspiros,
y mi quitina de tinta,
babosa, como mi tiempo,
en cuerda colgada,
hacía mi primer suspiro,
esta primavera regalada.
Visión del ribazo, mi vida,
coronas de barro, sobre suelo mojado,
caracoles como celos,
e ilusiones caen,
como lluvia siembra una pipa,
germina igual,
esta semilla de destino piadoso,
oh, tierra,
fondo y siembra de alba.
Förüq castellano Miguel Esteban
Luz
en tierra:
Mujer de jóvenes espigas verdes,
de frescas hojas como divino laurel,
era su piel enredada en seda,
alisé mi barbecho de presente,
erguí cumbre de mi pasado,
se amontonaba
como rastrojo en un señero,
labranza mía entre ribazos de pesadumbres,
dejaba el acre ramificado
entre tristeza y acierto,
paja nueva entre atisbo de nueva cosecha,
más allá,
veía ríos y lontananzas,
aquello que no se divisaba,
sólo ocurría una vez por vida,
erizaba mi alba,
acre en mi pechera y hambre,
de nueva siega,
siento el nervio afilado entre gramas
y trébol rojo,
pozo de silencio, era mi ilusión,
tumbando orejas,
y tiempos de caderas,
sorpresa,
era verme enredado en un cable,
de cobre un antiguo telégrafo.
Al fondo un verde fantasma, que me mordía,
planté una melodía;
de cielo en tierra,
natural entre tierra recién labrada,
lluvia seguía de noche a alba,
y de alba a noche,
llenando el vado, llamado Castilla,
arpa en grava,
y su nota jamás establecida,
o interpretada igual cada vez sonaba,
desnacer era antediluviano,
como necesidad seca,
y tendida en espalderas de parral,
la ausencia llamaba a la sangre.
Saboreaba neblinas,
y armonía
entre la historia del río crecido.
Partitura de cosecha ganada.
Förüq castellano Miguel Esteban
CLAVEL:
De una rosa malva y una espina,
nació este vil amor que
me camina,
coge amada de esta
temprana primavera,
tu céfiro de plata, que,
en su mitad,
dorará como níspero al
viento helado,
en tu lágrima me baño,
por no hacer muda mi
costumbre,
al vendaval furtivo
este dulce suspiro,
que se juega entre verde
pasto,
y blanca cumbre,
andar iba por la vetusta
oscura,
de pertinaz olvido,
vuestro ardiente gesto,
de mirada cual rocío en
la seda,
de la ignota tersura
aterciopelada,
luz entre vorágines y
tempestades,
tus bravos mares,
con hocico de riera, yo,
contesto.
Escogida tú de lirio en
cuello,
hermosa, enhiesta,
cual hoja que viento
mece,
esparce y conculca
destino,
sí a Dafne de ramos y
racimos cual nardos,
áspero velo me das a
cubrirle,
raíces de sus pies en
blancura esencial,
causa de mis lágrimas
siembro.
Para me concedan tornar
beso tuyo,
como brota de la tierra
la simiente,
su despertar, a besar, a
Sol padre, la alumbre,
pensé en el cantado
verso,
y tu piel de jara,
hermosura prendada,
quién solo contra ti,
mi flor armada.
Förüq castellano Miguel
Esteban
ENCENDIDO UN SUEÑO:
Te escribo sin la memoria del invierno,
amada, así sabes,
como se despliega la primavera,
y Ostara abre su manto
cubre toda tierra de flores,
sin tristura canto a tu belleza,
por la rosa secreta,
por el verdor de verdecillos,
y parrales entre zarzales,
era hoy un minuto de sol empapado,
una memoria triste de poeta,
con tu vena y pluma de hacienda,
un olvido que viene, no se conjura,
así Mercurio que corazón me parte,
oficio arde de cepa y ensenada,
la muerte ya está lanzada,
más segura que embeberte entera,
mi seguridad ya viste,
esperanza en deseo y holganza,
ceniza o pulcra tierra,
será mi vida más que una letra,
fuerza y lucha que refuerza.
Son de vivísima flama,
corralillo de astros,
sino esparcido
hasta donde vista no alcanza,
bien te siento,
cariño sin término,
beldad flamígera,
noche sin rienda,
a caminar el corazón azabache
tu esencia,
cantada, mi blanda Musa,
mayor hierro al fuego,
me engendrara,
oh, amante ponzoña,
de polvorosa ensoñación,
cultivo de cuidado mío,
que ababol blanco
ofrendo a Numidio,
va que viola, mi desventura,
dura tierra me acoge,
cual afán envuelve mi dicha,
sin tiento no hay lágrima de Sol,
sin agua solar, no tengo fuerza,
ni brío entra ni cubre por pechera,
muerto vivo
como miserable pena,
que redimo,
oh punición, de sangre helada,
hasta que finalmente,
mi mármol te encontrara.
Förüq castellano Miguel Esteban
Abría la
fiebre de mayo,
un año lluvioso,
sobre un largo atardecer,
enramado,
colmaban los nidos de saliva y de barro,
de las astutas golondrinas,
eran como suspiros de oscuridad,
encerrados entre murallas,
y paredes de adobe,
colgado de una rama solar,
avanzaba mi pulcra rimbombante
puridad sin aspilleras,
ni alambres de luna.
Afanarme sonrojado,
por tener su aprecio
como clepsidra de miel que es agua,
y tiempo, almíbar su recuerdo,
estiro mi reja,
afanando sonidos
sí, de su arena,
tersura por filo,
su trazo inefable,
como amplificar mi babosa metálica,
litigio su secuaz escudería.
Conjuro sin esfuerzo
era de su piel mi caligrafía,
bestiario de hueso y tambor,
sangre en mi cuaderna,
era rumbo, nueva vida,
orilla de escritura,
y frontera de república de la sal,
vuelvo a hacer mis promesas de barro,
aire conmigo,
como fiel insecto,
zigzagueante,
con aplomo de jardinero,
y tierra por lágrimas,
relamo mi suelo,
sembrado de altivas calaveras.
Förüq
castellano Miguel Esteban a 21-05-2021
A mis matas espinosas,
yo canto,
que quiero la tibieza de
mis males,
no muero, lentamente vivo
muriendo,
recuerde mi rosa
mi fuerza de ángel,
sángrame vida una razón,
porque soy feliz,
y no encuentro miedo,
sangre me bañase y lamería
mi herida,
tantos daños de quienes no
me creyeron,
pasados años que mis
humores,
no enfriaban,
ojos de lumbre
y noches boscosas
tenebrosas,
negrecer mi sol con sudor
de melodía,
rayo de larga vena blando,
inflamando rompiente,
cercana,
avanzo,
oh, dulce amargo,
mortífero siempre, mi
destino,
te busco, sombra amiga,
juré un día te alcanzaría,
temer, o juzgar pérdida,
reina alzada tú, mi
fantasía,
tocarte, en auge de
victoria,
por cuántas peñas
desconocida,
hermoseabas como flor de
Gnido,
airosa estás armada,
cuantos soles tus pétalos,
mi Maravilla,
mi Flor de Odín,
valor, amarte en polvorosa
y húmeda frente,
grave, y llano servirte
mi Quimera engendrada
de la dura tierra bella.
Por la que encontrar arpa y
son,
puerto y reposo
empedernido,
muerto, vivo,
llorando última terneza
de espiral sagrada,
oh, divino comienzo sin
final,
izada mi caléndula;
y elegía primordial.
Förüq castellano Miguel
Esteban
Luna plateada de mi cielo,
en las noches
voy a tu encuentro,
pero te escondes
entre bloques
de hormigón y cemento.
Quiero verte,
pero incluso te escondes,
por las violetas ramas.
Mas los dragones,
del cielo sonámbulo te acarician.
Cielo obtuso,
de sueños fluorescentes,
tú, de color líquido,
solo templado
con miradas intermitentes,
por el tiempo de espera angosto.
El murciélago baila
con el colchón de tu luz,
rasgando sombras,
para reposar siendo una más.
Oscura nebulosa de tu vítreo trasluz dime,
por qué te siento incluso estando solo.
flores opaco reflejo
de luz violeta
incluso de noche;
artifficie luzzae.
Lucero de ciudad,
rompiendo la obscuridad.
La noche se detiene
para sentir que estás conmigo
otra vez más,
recuerda
que tus ojos tienen sangre
recuerda el viento
que aúlla mi nombre
recuerda la luz que tiembla
y cruje la noche en las pupilas
recuerda que me hablaste
de amor en el tiempo
que cae muerto
que pactamos con el hielo
la vuelta del invierno,
recuerda cada latido
de oscuridad
que llama a tus venas de humo
recuérdame en la eternidad del beso,
en cada rosa que robe tu cuerpo,
recuerda que vivo para ti
dando voz a la soledad asesina,
la flor vive soñando
que fue mariposa y abeja,
vive durmiendo la semilla
enamorada de la tierra
para despertar
y enamorarse del sol,
clávame estas nubes de sangre
en el hierro de mi destino,
se me negó la luz
encadenada a esta tierra sin cuerpo,
solo tú me sientes
en este camino
que no lleva retorno
solo espiral anhelada de renacer
el tiempo ya no nos puede sostener
camino buscando el frío
en este calor que quema el alarido,
te encontré perdido
hoy vives un amor
que sientes soplándote al oído,
en la puerta del infierno caído,
te casaste con la luna
que reinaba en tu corazón,
al viento le diste voz,
a la lluvia la nombraste
lágrimas de mi ayer,
le diste ojos
a la sombra para mirar,
la espina caía herida,
la caricia retornó a las polillas,
la vida marcha deprisa
cuando abras los ojos
ya todo habrá cambiado
solo encontrarás que seguiré a tu lado
aguardando tu otoño
y la caída de tus hojas,
esperando que seas mi acompañante
en los siglos y milenios
que nos condenaron,
encontrarás esta sed del cielo
en cada silencio muerto,
en cada raíz
que grita en su tierra
toma de la vida lo que quieras,
siembra tu aliento
en cada tierra,
tú todo lo tienes
yo solo soy una fantasma
que sólo tú ves.
II
Luna sempiterna,
esta noche que te alzas sobre tu esplendente
fulgor,
hermoseando entre las hermosas flores
yo, te busco luna,
entre febriles boscajes,
y silos de noctambules,
relamía tu chispa dejada
entre las manos de tu obscuridad compañera,
fui a abrazarte, pero escapaste,
por los altos cielos,
y luceros rotos de ciudad,
paredes de hormigón y alquitrán perenne,
desvencijada está mi suerte,
te amo mi Luna,
mas por el poder y honra quien te sostiene,
por mi sol ferro te alzo en piropo trasnochado,
cuantos sigilos de chopo,
te encumbraron,
fui a abrazarte pero tu luz escapó como blanca
agua
de enredadera,
derretían los oscuros sones,
y afilaban hojas de terso titanio,
hoy también buscaré tu amparo y cobijo,
de tu colchón de luz,
ni nubes, te resguardarán, de mi lucero de ojos,
carretera a tu silencio es mi vástago cariño
que te siembro,
tu amor que me nace
como bello fantasma
que deseo y muerdo,
sin ti lo cierto nada tengo,
ni esbozos por dibujarte cabrían,
te busco, por cuantas torres esparcen tu
belleza,
imantada, eres delicia,
alzada tú,
te canto,
¿Quién te tuviera?
El Castellano
Cálido arrullo:
Se juntó el ocaso,
con un alba silenciosa,
dos halos oscuros se
deseaban,
y querían entre espinas de
rosas yertas
de la aurora,
se añoraban en evanescer
líquido,
sólo templado por miradas
esquivas,
intermitentes,
como luces de luna,
ambigua, desapagada,
corrían en voz,
por umbríos sotos reales,
sus vestigios yertos,
cariñosos,
entre espumas de tiempo
disuelto,
dejaban alaridos,
bebían rocíos de flores,
se acariciaban como musgo y
roca,
su sed mutua era intensa,
como eco en caverna que
encuentra salida,
oscura brillantez,
anhelaban, ser,
así sangre perpetua del
granate mineral,
deslizaban por senderos
inextricables,
llamando a un olvido
envolvente,
su misterio era blando,
como devenir aterciopelado
y sonrisa inevitable,
jugaban como resortes
envolviéndose,
y alejándose para
encontrarse,
su gemido crascitaba a la
altura
los montes,
su soledad era perdida,
ellos, halos imperecederos,
únicos al semblante indisoluble,
soplaban notas entre sus
voces,
y helaban el frío de la
madrugada,
en un velo que teñía el
aire
de azul aliento,
su energía era pura,
como brota una semilla,
esperando, volver a ser
semilla,
hilaban sus deseos fugaces,
necesitándose,
y bebiendo de la misma
agua,
la armonía inmaterial
les envidiaba,
ellos dos halos azabaches
como lágrimas de la noche
agarrada,
y su oscuro sabor de
eternidad.
Förüq castellano Miguel
Esteban
Trinchera regia:
Suena mi piedra,
enfuscada como palabra mía,
palabra que busco rodera,
palabra fuera mía,
acaso no enciende sí,
la hoguera,
hoguera desarmada,
despierta mi araña.
La noche no se acompasa,
crío malvas,
bajo larga sombra
mi ciprés enhiesto,
puerta de alma,
puerto del alba,
desnudo como sol,
la calma tiesa me avanza,
descarnar flores
entre tapias,
es mi pueblo de nadie,
ojalá de él mismo,
mi hambre de letra,
jamás saciada,
te busco mi palabra,
como viaje sin retorno,
inencontrable jamás si te
miro,
te repitiera me gustes allá
donde creas cepa,
y pensamiento divino,
vengas parca que relamo tu
suspiro,
hasta que no pueda recto
blandirme,
azar relegado,
en sábana hundida en
azulete,
vengo de los amores bajos,
subiendo por alta almena,
presente mío sin seco tajo,
Sol mío, de lámina áurea,
padre de todo brillo
somero,
Sol de las cárceles y
acequias,
Sol de vida y de muerte
ciega,
quedarán seguidos los
besos,
oscuros, heridos,
huella en destino alumbre,
fuelle mío,
que ni apremia,
ni se vence,
oh, joven alegría,
como ababol entre sonrisas
de espigas,
y vanos destellos por
abrir.
Förüq castellano Miguel Esteban
MI
SOL TE CANTE:
I
Mi canción,
que el solo monte,
no desconocía,
abría dones de una furia,
que a mi dulce tormento,
apremiaba.
Furia insolente,
transgresora,
impelida al compás meloso.
Fuerza de beldad cantada,
sonaba mi pena,
ya no era.
Mi corazón, ya puede
alzar el suelo,
inmortal materia de verso
que mísero, no era
lamentable.
Ojos enclavados, en reina
fantasía,
que busco como ribera mi
sentido,
con gemido, y mitad de
alma,
tu aire no destierro,
acojo, con mi arpa,
muriendo montañas en nuevo
aliento.
Siempre bañas mi hada,
mis ojos vespertinos.
II
Afilaba mi nombre,
sin muerte vana.
Tu cristal purísimo,
que por mi luciente,
vive tu luz,
que emblanquece,
oh, pureza todo el Occidente,
en tus labios secuaces,
en tus sones como granates,
ígneos, y piedras de sangre
que seguro silban que me
enciendes,
gloria, amiga de míseros
hados.
Sepultado mi cuerpo en tu
mágico coro.
Pudiera ser mi llanto,
rocío en flor mi
Leannán-Sídhe.
III
Raíces en mi corazón,
mi flor de Odín completando
su sed, dentro mi pecho.
Fuego de la ceniza,
ceniza del fuego.
Más allá del Sol,
la sombra reverdece, y
rejuvenece.
Creciendo como rayo,
que erguido,
sólo mis temores bellos,
tenebrosos,
ofrece y asigna.
Muerte sin tiempo deseado.
Sol de mis soles,
dirige mi luz,
por tantas cumbres camines.
Förüq castellano Miguel
Esteban
Sentir
de la turquesa:
Umbroso páramo,
que relumbras mi contento,
miro la sola ribera mi
infancia,
y hoy me hace compañía,
una afanosa, simpática,
soledad,
no amancilla mis penas,
ni es complaciente,
amiga ferviente del caos de
idea,
oh si mis penares te
cantaran,
como sonora golondrina
que me hizo nido,
por el pardo firmamento,
me arrulla una tímida
luz violácea de luna tersa,
desde el otro lado,
nadie a quien decir adiós,
nadie a quien acoger en
amable trazo,
como fuentes una dicha me
bulle
atónita y cristalina,
que surca del bello campo,
sus flores,
por este sol de mayo,
erijo una sonrisa,
más duradera que el bronce,
limpia y más
resplandeciente,
que un destello terso de
alba,
azul esfera de armonía
en simiente,
brillo que no morirá de tus
ojos
sepultado,
al viento tu acento
canto un apasionado,
seguro, transparente,
ardimiento,
colgando las lumbres de estelas
suaves,
y amores de esbozos
humildes,
mi sentimiento no era ni
cuerpo,
ni alma errante,
era rubí excelso primo del
granate
mortecino, amimas, y riega
la fuerza y brío
que nos danza cariño, la
espalda.
Förüq castellano Miguel
Esteban
Palidez
inaudible:
Era una joven noche,
caída ya entre algodones de
nubes,
y un hueso de luna
por blandir el horizonte,
de sucesos famélicos,
miradas fugaces,
y testigos somnolientos.
Vencido el atardecer
bajo oscura premisa,
que todo aliento encarcelaba,
inquietud disparada
de fuste en curiosidad,
suscitada en envés
y lo más profundo
del humano anhelo,
entre belleza y muerte,
locura o razón sajada,
juventud eterna,
mito o paradoja en lucha
contra lo caduco del ser,
instinto en deseo servido
en cáliz del mortal
inmortal,
como juego macabro,
en inevitable curiosidad,
un ser maldito,
condenado a la vida eterna,
y su sed de sangre
que le envuelve,
soga tensa de maldad eterna
que vive y camina sigilosa
sin condición de mera
elección.
Sueños encorsetados,
en nuestra atracción
por ese lado yerto
de ser siempre en esta vida
condena resarcida,
entre oscuro granate,
y acecho de ley
y comprensión,
desconocidas,
que emerge de historia
jamás narrada,
y seducciones finales,
de colmillo y paradoja
terror vecino.
Leía los recovecos del alma
transparentados en vivaces,
ávidos rostros,
sin esta sed
que batía como rayo
de plomo mi entraña,
convivía oculto
al sentido que relucía la
vida,
por colmar su caducidad,
el tiempo jugaba
en mi caso a otro juego,
como lucha del tedio
y sombra de buscar
distinción,
para regocijo
de no repetir acto
y maniobra,
siglos parecían inermes
frutas que morder,
sabiendo que mi final
no llegaría.
Frívolo llegaba el otoño,
que peras del olmo eterno
dispensaba,
aparentes los rostros,
satisfechos parecían,
llegada la hora yerta
de negrez, oscura,
flotante,
algo llamaba estridente,
era la nueva hambre, de la
caza.
Förüq
El
hierro del lobo:
Qué es correcto,
dejar atrás el momento,
sucumbir en yermo arcano,
dejar el paisaje zambullir,
sin gotas de arena,
nunca tan rápido
nunca erróneo,
en lanza de olvido,
nunca más solo,
colchón de grama mullida,
reposar el sueño despierto,
nunca más,
siempre rezando estar atento,
la espiral del destino frío,
la garra de hoguera eterna,
sin espera,
cuando conozco la noche,
penumbra en mi cabeza,
sentir caminar fuera de la línea,
y su vampiro de idea,
nada cambia del punto,
satisfecho,
honroso,
apaciguado,
como flor de Odín se otorga
al fallecido,
sin manto, ni cargo,
nada, nada que dejar atrás.
Polinizando el dulce tormento,
la condena de ser completo,
gime,
gime el destino parco, insumiso,
que la rebelión sigue cursando,
el ascua de la fundación,
cantar,
cantar sin ti no es cantar,
subir sin que subas es bajar,
estamos,
en abrevadero y no eres del ganado ni su pasto,
oíste,
algo lejano mi ser derritiendo tu horizonte,
insubordinación,
algo que respirar,
ángeles por fecundar,
volví nuevamente humano,
al averno terrestre,
y no te vi,
no te vi,
yo quedaré cuando no te queden cartas,
puede porque tengo un sueño,
soñaba despierto,
que mi sueño eras tú,
amarte viviendo,
para soñar que soñando
te vivo despierto,
mantenlo, porque la palabra;
es pólvora dispuesta,
no necesito verte dele revés,
me consumo en el tiempo,
como bruma perpetuando mi invisibilidad,
razón de qué,
locura la forma de amar relevante,
pero la más vista,
loco por,
sí yo soy,
penita mía de ser humano,
con diferencia clara,
soy mortal inmortal,
saca las fieras,
que ni parece
sean tu sangre de amanecer,
hoy por hoy, ayer;
por eternamente,
vivo hasta que este espectro,
se quede sin silencio,
vivir sin ti no imagino,
escribir sin escribir tampoco.
Förüq castellano Miguel
Esteban
SEMBRAR
LA LLUVIA:
Amapola silvestre,
llévate mi sangre
a las entrañas del
inframundo
así como tus pétalos,
elevan la sangre de los
suelos,
que tus raíces,
me conduzcan al tercer
reino.
Oh, espino amarillo,
que bajo tus espinas,
han visto infinitud de cal
varios nacer los montes
y senderos,
que todos llevan al mismo
sitio
a perderse
en el elevado espino
de tu luz.
Oh elevado,
cuál sería tu misterio
para dejar a este escriba absorto.
Brezo silvestre,
sin miedo, tras el olivo
te vi crecer,
y una manzanilla cerró
junto con el verso
de la caléndula arvensis
que tapó con sus pétalos
en cuña,
al caer la luna al cielo.
Hervor del sol de mayo,
despertando el ojo de la
tormenta,
necesitando más savia,
para respirar,
señores cardos bordean el
sendero
a mi secuencia
presa en el arañal mi
suerte,
visité hoy su familia de
arañas,
como cada año,
ellas,
que siempre están
porque nunca se fueron,
bajo mi olmo de impía mano,
plantado,
su vena de acequia
que surte el canal de
riego,
asoman primeras gotas
precoces
en mi ventana,
cantando surco
en un reguero de cielo,
todo me conducía,
a clavar mi guiño
en tierra para repitiese
mi bella primavera,
de amapolas blancas de
leche,
y rosas perras de
escaramujos,
desterrados a mi patio,
mamoncillos de años atrás,
rebrillaban sus nuevas
hojitas
al reverdor que Ostara,
siembra de sus faldas de
luz,
todo era matemático origen
de vida,
ascua que plañen los
dioses,
líquida y fluyente,
como manto transparente,
que la belleza abarca
y recoge luego en flores.
Agüita de mayo, te llamo,
embebe mi noble melancolía,
que te aseguro,
que hay tristeza, y sangre,
que es, y se puede volver
bella.
Förüq castellano Miguel
Esteban
I
Celosías que descubren,
estrepitoso crepitar interior.
Hojas de tu verde
intelecto,
ascuas, de tu pasión,
como azul sombra, me
acechan,
y persiguen,
pulsa y acomete,
que rebelde resiste,
jamás se complete el vacío
estertor.
Con el plácido ahora, de mi
presente.
Seco a morir.
Ya camino el juego de la
aurora,
mis ojos ya no tienen sed,
de lumbres de campos,
y florestas ardientes.
Joven levanta vuelo,
el negro mirlo
de mi corazón,
Pequeño grajo impávido,
a cualquier dolor.
II
Me dictaste, hace unas
letanías,
cumplirías un anhelo mío,
que era osado,
pero sin ambición de
adornarse
en oropel, ni céfiros
secos.
Alma mía,
mensaje mío te envío,
en tinta y letra,
yo de recuerdos,
desposeído,
no pido hielo al viento,
ni sueños a mi realidad,
te pido gallardía libre de
desvelo.
Tersura de espada, mis falanges,
brillen y reluzcan.
Otorguen y provoquen,
manar lágrimas al Sol.
III
Púrpura afilada,
es esta, mi sangre,
como roja nieve,
de marea sempiterna,
y somera espuma
de llantos anteriores.
Tu blancura, me llueva,
como río granate de hermosura,
desangrando todas las
flores
cobijan tu belleza,
húmeda vida mía,
y tu verdor sangre de
musgo,
infierno tuyo de pulcro
silencio,
sobre la roca y Piedra
Frigia,
desvarío, alzo,
a mi última vida,
en final de olvido
consentido.
Förüq castellano Miguel
Esteban
Luna blanca:
Por ti labraré el día,
mi Luna compañera,
mi Luna aeterna,
oh, cuánta sangre mía,
regó esta mi soledad de
tumba abierta,
que me camina,
por el sol de junio un mayo
despachado,
avanzo, abro el solo Parnaso,
mi sol ya no luce cansado,
abren dulces lirios negros,
el compás mi destino
atronador,
era un capataz,
era un sembradío del brillo
primero,
un arpa y un arma de carne
y verso, beso tras beso,
un dulce designio
invernado,
hollín de luz,
en esta fosa cava mi amada,
tercer lucero mi
firmamento,
igual y primero es,
sangre negra de luna
oscura,
por la esencia azabache,
de nana y cuna argenta,
soledad, oh soledad d' este
pobre diablo,
ungirás mi dicha mañana,
que te pierda,
hoy veré esquelas por astros,
y oscuridad fluirá
como bruma siempre gris,
me atisba sola idea,
velo de tormenta
y nácar una esquiva sonrisa
sin volandera
ni ascua desapagada
por lengua,
al olvido perenne no danzo,
vida de una vida bajo
tierra,
me trajo,
a este filo diamantino,
blando, de tajo,
alto silo de luna,
hoy te canto,
que sin tu penumbra
venidera,
ni dormido me alzo,
oh, compañera,
no me desampares camino
de escuela, ni honda
hoguera,
tu inocencia,
oh, preñez de sílaba,
polvorosa y escarpada,
haz que acabe con un beso libre,
lo que nunca comencé.
Dulce tormento sembrado por
Förüq a 2-06-2021
CARNE DE ENCINA:
I
Es ahora,
la tórtola joven
evanesce en tu ramaje,
y los topos ya no aúllan
tus raíces,
soberano filo
de tus hojas marciales,
sones y cantos
arrullan tus faldas de piedra.
II
Verde en quietud de escarcha,
tu lágrima de hielo verde,
ojalá brotara de mis humildes manos
con las que te canto,
mi antigua encina
gloria del solitario campo,
escondido en Castilla partida.
III
En tu vereda de barbecho
y sombra del ara,
señero eterno eres,
sola quietud de alma,
virginal cuna del águila,
azores y rapaces,
humildad,
y sustento de infinitud de vida,
darás tus flores de piedra,
y tus bellotas del mañana,
reguero verde tu soslayo,
tus hojas puntiagudas,
más duras que el cierzo,
que mi idea contigo mece,
segura.
IV
Oh, llanto terreno,
perecedero,
tu dura savia,
sonrisa de eco silencioso,
resuenen mis reflejos,
por tus venas de fuego
como tu madera crepita el ascua,
vive, que vivirás encauzada,
por siglos secuaces,
y campiñas de ababoles
y claras espigas.
Al señor olivo,
y tu piara creada
embeberá jabalíes
entre almazaras,
como oro virgen,
y tu turquesa de mirada.
V
No mueres, ni morirás,
tú, noble blasón
y emblema de Castilla,
mi tierra herida,
mi enamorada semilla,
de su mañana.
traigo una lágrima
tu esencia perenne,
como tu ramaje gime al tiempo,
que contigo nada puede,
mi encina bonita,
dura y áspera como jaspe verde,
llamo, a tu tierra bella,
acoja mi letra en tu vera,
sin despedida,
refugio tú,
del cantar airoso las aves,
nada muere bajo tu silencio,
eres noble.
VI
Sincrónica,
al bailar de las estaciones,
horizontes que tu alma atiende,
y sollozo bebe,
tu blandir como seña
de honra y parquedad,
tu solemne sonrisa,
entre cerros,
y más altos vuelos,
todo enerva contigo de su sola muerte,
piedras bellas, tus hojas,
y grajos soberanos juegan
con tu relente.
Como gloria de la tierra,
que tú dictabas
no era jamás yerma.
Delimitando suspiros de vides.
Förüq castellano Miguel Esteban
I
Darte final mi maldita
libreta, yo no quisiera
pero con mi dolor
enjuago esta seca lágrima
que te canto,
partir quise un día,
al otro lado.
Y tú ya estabas,
de ojos abiertos
y tus hojas interminables
sin blandir, viejo número
y último punto.
II
Escribo sin amores
secuaces, que aunque
termine tu hoja
seguirás en mi pecho
arrida, enraizada.
En rito y cumbre de
plegaria tu sola voz
marcada.
Miro tu llenez, y
sólo un lúgubre luto
me acrisola
tu suspiro se hace eterno
termíname tú a mí
que yo a ti no quiero.
III
Fugaz eco entre imágenes
y solas riendas se
sostienen
este un día de nadie,
que llueve, lentamente
llueve
sobre una vieja amapola
penitente.
Soy feliz aunque no quiera
compañera libreta,
todo me cursaba como
el resplandor de la
primavera
ojo de mi ojo sembrado
del barbecho al cerro
todo campo era mi alegría.
IV
Yo amé y amo
sin despedida,
su iris sempiterno,
hoy me abarca,
sigo dicha y acogedor
incendio,
para que me siga
llamando cada noche,
aunque, bella,
en sueños no hables
para yo ciego mirarte
y que si un día te veo
recuerdes que te dije:
Siempre te amaré.
Förüq a 05-06-2021
FINAL
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