Los pequeños detalles
Una nube de tranquilidad me cobija mientras observo el paisaje. El caserón vuelve a relucir con el cuchillo dorado de
la piedra caliza, que resiste el embiste del viento y las lluvias; la lagartija
tomando el sol está, tuerce la
cabeza y cierra un ojito, aprovechando los últimos
rayos de sol; el escarabajo de tierra camina lento con sus fuertes patas,
tropieza y vuelca quedándose
varios minutos intentando ponerse derecho; mientras, se despierta uno de los
dos grandes murciélagos, que
aquella cámara de la gran casa rústica, ocupaban.
Amapolas y amarillos de espinos, con el verdor de los pinos.
Vides para cuidar y cultivar, un pequeño jardín con caseta para las gallinas; frambuesas y
arándanos, en un pequeño huerto al lado de la puerta, un pequeño estanque de azulejos en el aljibe, donde
nadan tres carpas y un barbo, oscurece y el joven rapaz, de cernícalo primilla, del palomero oscuro de la casa,
se lanza a por un pequeño ratón de campo, que andaba merodeando, buscando
algún resto de harina o de grano.
Con los primeros rayos de sol, la mariposa de bellos colores azulados,
dando sus aleatorios vuelos en busca de flores de lavanda, es atrapada por el
pequeño mochuelo, que salta del agujero
de aquella antigua encina.
Avanza el día con el
volar de un salto de un saltamontes, al criquear, de un grillo cebollero bajo
el frescor de su madriguera, bajo una atocha de esparto, ya dorada, a mis pasos
bordeando las vides, detengo mi visión en un
diente de león que paseaba una doncella
escarlata, o mariquita; buscando pulgones que comer, voy hasta el roquedo con
una trilladora oxidada, que vio mucho oficio, se descubre un bello lagarto
ocelado, que asustadizo rehuye mis
pasos, un alacrán camina
lento su despiste, sin alerta, por la piedra, y una araña lobo lycosa lycosa, le lanza fulminante
mordedura sin defensa del aguijonazo del alacrán, todo
sigue su curso instintivo, de silvestre ecosistema, donde ni la culebra
bastarda se molesta en bufarme, ávida busca
nuevo escondrijo; todo sigue la supremacía del
devenir de las estaciones, y genética de
condiciones, que todo animalito sigue sin recelo.
El castellano
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